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Mostrando entradas de enero, 2012

UN ESPAÑOL EN LA GRANDE ARMÉE

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Manuel Antonio López nació en Mellid, La Coruña, en 1787. En 1802, con quince años, sentó plaza de soldado voluntario en el Regimiento de Asturias. Dos años más tarde ascendió a sargento y participó en las campañas contra Inglaterra en 1805 y 1806. En 1807 fue enviado al norte de Alemania y Dinamarca en la expedición mandada por el marqués de la Romana . Una parte considerable del contingente español decidió, con ayuda británica y no sin grandes riesgos, volver a España para luchar contra los franceses tras los sucesos del dos de mayo de 1808. Hubo, sin embargo, españoles que optaron, o fueron obligados, a permanecer bajo las banderas de Bonaparte. Manuel Antonio López fue uno de ellos. Las razones de esta decisión son difíciles de conocer. Pudieron ser escrúpulos de honor, la confusión de los tiempos, la fascinación ejercida por Napoleón o la atracción de la aventura y del azar. No le faltó coraje a nuestro personaje. Sirvió en el Elba, recibió un bayonetazo en la batalla de Lützen, ...

CUERDAS DE VIHUELA

Repaso algunos  inventarios del siglo XVII. Aparecen con relativa frecuencia las vihuelas. Referiré dos escrituras otorgadas en Villacarrillo, concejo del Reino de Jaén, en 1687 y 1690. En ambos casos constan dos vihuelas, valoradas en doce reales cada una. En 1669 María de Ávalos llevaba en su dote "una bigüela grande" y, entre otros bienes, "una echura de un Resucitado en su caja". En 1676 Andrea María, de Jaén, incluía en su dote otra más que valía lo mismo. Pasaría Andrea bien entretenidos sus inviernos, amenizados de vez en cuando, por honestos cantares. En tiempos de Felipe IV un mazo de cuerdas de vihuela costaba cinco maravedíes. Si se vendían sueltas, "por menudo" como indica la relación que ahora consulto,  el precio era de dos maravedíes. Otro era el caso de las cuerdas de Florencia, a 18 reales la gruesa y a cuatro maravedíes la madejuela. Las cuerdas de vihuela tenían, además, otro cometido distinto al musical. Servían para suturar las heridas...

ENTEREZA

Corinto y Oro escribía en el diario La Voz, el 24 de septiembre de 1923,   un artículo dedicado a Luis Freg. Decía el autor que el valor es una cualidad innata, íntima y espontánea que nace,vive y muere con nosotros. Hay, sin embargo, otra virtud unida al valor y que nace de la voluntad. Me refiero a la entereza. Surge ésta siempre de elección personal, de la aceptación, más que de un fogonazo de audacia. Es hermana del dolor que se padece o que se espera, aceptada desde la serenidad o en la agonía."Tuyos los ojos con que atisba / la noche negra nuestro llanto, / en ciertas horas que parecen / prolongarse más de mil años" escribía Kipling en su  Himno al dolor físico . La entereza es una virtud naturalmente aristocrática y, al mismo tiempo, igual para todos pues a nadie es negada la posibilidad de ejercerla y demostrarla. Tarde o temprano siempre se presenta la ocasión. Es heroica porque es ejemplar. Los toreros, de ayer y de hoy, han dado aleccionadoras lecciones de esta for...

EL TORMENTO

En el Antiguo Régimen el tormento formaba parte del proceso penal. Su objetivo era  conseguir, por medios cruentos, la confesión de la autoría de un delito. El "tormento en cabeza ajena", se aplicaba  en ocasiones a los condenados a muerte cuando estaban en capilla. Se buscaba presionar, en circunstancias ya extremas,que al reo para que delatase a sus cómplices. En las pesquisas se sometía a tormento no sólo a los sospechosos, muchas veces considerados como tales a partir de leves indicios, sino también a los testigos. Esto explica que se considerase muy arriesgado colaborar con la Justicia. Afirmaba Francisco Tomás y Valiente que con estos métodos se buscaba más la confesión que el esclarecimiento de la verdad. El medio más usado, hasta el siglo XVIII, fue el potro. En otras ocasiones se recurría a los azotes, a la garrucha o al fuego. No era,sin embargo, lo más frecuente. Hasta las Cortes de Castilla protestaron, a finales del siglo XVI,  contra la introducción de noved...

EL VIAJE DE INVIERNO

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El 20 de marzo de 1787 escribía Leandro Fernández de Moratín a Juan Ceán Bermúdez, desde Montpellier: "Por nuestro amigo sabe usted ya los trabajos que pasamos en nuestra salida. En mi vida he visto peor mes de enero, ni más nieve, ni más inmediato peligro de quedar sepultados en ella el coche y mulas y cofres y cuanto llevábamos. ¿Qué podía esperarse caminando entre Reyes y San Antón, por una tierra tan fría, tan castigada de la naturaleza y tan abandonada de los hombres?". Se refiere, camino de Zaragoza, a la cuesta de Paredes, Angón, Trijueque, Jirueque, La Rebollosa y el campo de Barahona "donde las brujas celebran a menudo sus nefandos aquelarres". Muy comedido era Moratín. Viajar en invierno en el siglo XVIII o el purgatorio en vida. Malas posadas, peores ventas, cargo y data de las bolsas, miradas aviesas de arrieros, peores palabras, juramentos,  líos de trajinantes,  recuas cerriles, cebaderos mordedores, perros con mataduras, lidia de chinches, noches en...

RAFAEL DE RIEGO O LA INGENUIDAD ROMÁNTICA

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El poeta liberal Manuel José Quintana, en sus cartas a Lord Holland, recordaba a Rafael de Riego. Reconocía que si bien el héroe liberal tuvo cualidades muy apropiadas para encabezar un partido, por su resolución y audacia, carecía de verdadero talento. Era Riego vanidoso y le gustaban las lisonjas del vulgo al que, de igual forma y consciente del peso de la opinión pública, él alababa "para adquirirse una popularidad más aparente y efímera que sólida y verdadera". Su llaneza y facilidad de trato le restaban la gravedad necesaria, propia del militar y del político de altura, "vulgarizando así su puesto y su persona, desairaba la causa de la libertad, que presumía sostener". Era Riego hombre de reacciones imprevisibles, espectaculares y desaforadas. Alcalá Galiano, también liberal y más duro en sus juicios, calificó sus modales "siendo bien nacido y no mal criado" como "algo toscos", además de afirmar que no era hombre demasiado inteligente. Rie...

LO QUE VIO EL CARDENAL TREJO

Don Gabriel de Trejo fue un clérigo grave y docto. En 1615 Pablo V le concedió el capelo cardenalicio y se dice que en 1621 estuvo muy cerca de ser elegido papa. Felipe IV tuvo a bien llamarlo a la Presidencia de Castilla que ejerció entre abril de 1627 y noviembre de 1629. Era ésta la más alta magistratura del Reino pues entendía en todos los asuntos de gobierno, orden  y justicia de la Monarquía. A sus órdenes estaban corregidores, regidores, alcaldes de Corte, chancillerías y audiencias  Muchos sucesos memorables debió de ver don Gabriel a lo largo de su vida. Como cuando desenterraron  en 1629 a san Simón de Rojas para cumplimentar las correspondientes diligencias de su proceso de beatificación. Nada más abrir la caja salieron de ésta muchas mariposas blancas que revolotearon, a placer y a la buena de Dios, alrededor de los testigos que allí estaban. Y lo más prodigioso es que las campanas llamaron, por su cuenta, al Ave María sin que se conozca acción alguna de campa...

BIGOTES RETORCIDOS

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Retorcerse el bigote fue costumbre muy extendida en todos los estamentos de la España del siglo XVII, en especial entre elegantes, soldados y jaques. En la vida de Estebanillo González aparece un valiente "cuyos mostachos unas veces le servían de daga de ganchos, y otras de puntales de los ojos, y siempre de esponjas de vino". Junto a tales prendas se indica que no cesaba de "echar tacos y por vidas", rasgo que quedará demostrado líneas adelante. Mandó el matasiete a Estebanillo "muy a lo crudo" y llamándole "señor chulo" que le alzase los bigotes. En lenguaje de germanía, chulo era lo mismo que muchacho o mozo. Pero sigamos con el arte de la barbería. Puso el pícaro, que era aprendiz pero no oficial como, no sin atrevida jactancia, le dijo al cliente, unos hierros a calentar para la tarea pero se le fue la mano en la temperatura, los debió de poner al rojo, y al aplicarlos a los adornos capilares del jaque se levantó una terrible humareda y se...

TAUROMAQUIA Y REYES MAGOS

Escribía Jean Cau: "Os lo digo de verdad: amar los toros es tener el arrojo del jugador de póquer que espera verse un as entre las manos, que saca dos sietes y que continúa; es desear que el viento cambie antes de las cinco, es rogar al cielo que los toros embistan, que no sean ni bizcos, ni cojos, ni mal intencionados, etc; que el matador esté inspirado, que los bichos no se queden en las picas, que los peones no metan la pata, que la estocada sea buena, que el descabello fulmine, etc.      Amar los toros es, cada tarde, a eso de las cinco, creer en los Reyes Magos e ir a su encuentro". (  Las orejas y el rabo, 1960, traducción de Ana María de la Fuente) Descubro, recién publicada la entrada, que hace dos años se daba cuenta de la cita de Cau en el   El rincón de Ordóñez. 

ESPIGAS DE ACERO

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A finales de la década de 1880 escribió Carl Justi sobre La rendición de Breda de Velázquez: "Es algo extraordinaria la  actitud de las veintinueve lanzas -las que dan nombre al cuadro- que, salvo cuatro, se yerguen matemáticamente perpendiculares y cortan más de un tercio del paisaje y del cielo. Se las ha encontrado faltas de gusto, pero a su vista late el corazón español. Su rígido paralelismo era el símbolo de la disciplina que hizo largo tiempo de la infantería española el terror de Europa". Cita el historiador a Calderón, tan apreciado por los alemanes del XIX,  que describía la marcha de los soldados con la pica al hombro: "...y al mirarlos parecía / que espigas de acero daba, / y al compás que marchaba / el zéfiro las movía." Espigas de acero, no parece comparación del siglo XVII  sino trescientos años más moderna.