domingo, 26 de marzo de 2017

CUNQUEIRO, PRINCE TOP Y LAS PATAS DE PALO


Hace unos años escribí unas notas sobre patas de palo y pude dar cuenta del recuerdo de Chateaubriand sobre la emocionada impresión, vivida por el zar Nicolás I, cuando escuchó a modo de redoble, en el interior de Los Inválidos, el golpeteo de las patas de palo de los veteranos napoleónicos. Pocas prótesis más marciales que el parche en el ojo perdido y la pata de palo. Han sido de la predilección de generales, almirantes, soldados rasos, toreros, aventureros y piratas de todos los tiempos. Vuelvo a este asunto tras releer un artículo de Álvaro Cunqueiro precisamente dedicado a las patas de palo. Menciona nuestro autor a un vecino suyo llamado Pardo de Viabre que trabajó en París en un sanatorio para perros. Al retornar a Galicia lo hizo con uno al que, para fortuna de los dos, libró de ser sacrificado. Se llamaba Prince Top. El perro, como consecuencia de un accidente, tenía un ojo de cristal que, para su correcta conservación, se ponía cada noche en un recipiente con manzanilla, y además una pata de palo. Bueno, en realidad tenía dos de estos apaños: una pata de palo para ir por los campos, bien rematada con un regatón ferrado, y otra para andar por casa con un taco de goma. Cunqueiro nos dice que era un perro poco agraciado "cruzado de la raza chilana de Madagascar con basset-griffon", primo de Zarcero, el muy ilustre basset de Doña Victoria Eugenia, Reina de España, sin perjuicio de otras ascendencias e igualmente ilustres entronques con bichones malteses y caniches. Cuenta don Álvaro muchas costumbres curiosas del perro y lo recuerda tumbado, con señoril indolencia, en la Casa Grande de Viabre. Sus descendientes fueron también, por lo que se sabe,  escasamente diligentes. Prince Top, el pobre, murió de pulmonía doble y consta que se negó a tomar febrifugol.
__________________
* El artículo de Álvaro Cunqueiro: "Patas de palo", publicado en Culturas, suplemento cultural de Diario 16, sábado, 23-2-1991.

domingo, 12 de marzo de 2017

BASTONES ESTOQUE


Ya no pasea nadie con bastones estoque. Eran, al parecer, unos objetos de uso corriente en tiempos de nuestros abuelos y bisabuelos. Dos razones favorecían su difusión. En primer lugar el hábito de llevar bastón y, después, la inseguridad en calles y caminos. La costumbre de portar armas de distinta naturaleza estaba muy extendida hace menos de cien años. Incluso era conveniente, para andurrear por ahí con un mínimo de seguridad, contar con unas nociones de boxeo al estilo inglés o con la suficiente pericia en la esgrima de palo y bastón. Si se iba acompañado por un razonable número de criados, asistentes y fámulos bien fogueados, nada había que temer. El bastón estoque representaba, sin embargo, una buena opción, de uso universal, tanto entre caballeros como entre hampones. Se entregaba como trofeo en certámenes deportivos, como en 1905 cuando, según la revista Gran Vida, en un campeonato de "lawn tennis" -que tuvo lugar en Barcelona- uno de los triunfadores, apellidado Newland, recibió del cónsul del Reino Unido, don Federico Roberts un estupendo bastón-estoque. El conde de Sert donó, para obsequio de otros deportistas, unas lujosas cigarreras. Por cierto, sabemos gracias a Ignacio Peyró que los ingleses fabricaban unos magníficos paraguas estoque que eran muy del gusto de los españoles. Años antes del citado certamen de "lawn tennis", en 1860, el Café del Progreso, en Madrid, sorteó entre sus clientes y parroquianos un espléndido bastón estoque de la fábrica de Toledo. Cada consumición daba derecho a un boleto para participar en la rifa. Es de imaginar el justificado y más que comprensible júbilo del premiado. Ese día abandonaría las estancias del café con altivo empaque, con la seguridad de ir bien protegido por un flamante bastón estoque. Mencionaré también una fábrica de paraguas que estaba en la capital de España -Fuencarral, 5- en la que se ofrecía al público, en 1855, "un gran surtido de bastones de estoque de última moda". De las variedades de bastón estoque, ofrecidas por otro establecimiento,  se da cuenta en el recorte de períodico que se adjunta.



Entre los políticos, creo que el conde de Romanones era aficionado al uso del bastón estoque. Éste le permitía ir bien equipado para lidiar con sus achaques que, la verdad, llevaba con mucha elegancia, sentido del humor y buen porte y, de paso, ir por la vida bien defendido. Es conocido el ruidoso suceso acaecido en las Cortes en 1889 cuando el Conde, todavía joven, fue acusado de haber desenvainado el estoque en un acalorada sesión y en defensa del marqués de la Vega de Armijo. Como consecuencia de esta polémica, estuvo a punto de batirse en duelo con Romero Robledo al que le envió sus padrinos. Al final todo se arregló sin mayores problemas. Respecto a los de la mala vida, citaré una noticia de una fecha ya tardía, de 1935, en la que se menciona una banda de ladrones capturada por la Guardia Civil. Los delincuentes contaban con una pistola automática, dos escopetas, una navaja de grandes dimensiones una ganzúa, un berbiquí y un bastón estoque.
_______________
*Ilustraciones: BNE, Creative Commons CC.