A diferencia de los alemanes, ingleses y escandinavos, los españoles hemos dado a los días navideños un tono más expansivo y ruidoso que hogareño. Mesonero Romanos, con su agudeza probada, consideraba "agitadas y borrascosas" las noches de Navidad en Madrid. El 24 de diciembre de 1830 bajo el despotismo, nada ilustrado, de Fernando VII se anunció, en el Diario de avisos de Madrid, que "a fin de contener los desórdenes que puedan acontecer en la noche de este día, en que con motivo de la concurrencia a la misa del gallo giran por las calles a deshoras de ella muchas gentes, se encarga a los comandantes de patrullas el mejor desempeño en su encargo, a los puestos de guardia de la plaza y de prevención la mayor vigilancia, teniendo pronto sus cuartos para tomar las armas a cualquier evento, y destacando patrullas que recorran sus recintos, a cuyo fin serán reforzadas las últimas.". Debía de ser una maravilla ver a legiones de madrileños noctámbulos, entre cantos y alborotos, en un continuo girar por las calles para fastidio de los serviles. No faltaban las fiestas familiares, como a la que asistió Mesonero Romanos -mencionada en Memorias de un setentón, natural y vecino de Madrid- el 26 de diciembre de 1817. En esa ocasión, "a la media noche, y en lo más animado de la fiesta", apareció un alcalde de Casa y Corte con casaca, bastón y sombrero, acompañado por la ronda y alumbrado con una linterna. Tras cuadrarse, en medio de la sala, dijo: "señores, es preciso que inmediatamente cese esta reunión. La Reina nuestra señora (y se quitó reverentemente el sombrero) acaba de expirar al dar a luz una infanta, que ha resultado muerta también". Eso era ser solemne.
Felices Pascuas para todos los lectores de Retablo de la Vida Antigua.
Cuaderno sobre las vidas, costumbres y mentalidades de los españoles de ayer. Escrito por Ángel Aponte Marín
martes, 23 de diciembre de 2014
domingo, 21 de diciembre de 2014
UN REINO DE PASTORES
Obligado era que los españoles de siglos pasados comprendiesen y viviesen con unción el misterio del Nacimiento de Nuestro Señor. Era España reino de pastores y hermanarían a los zagalejos que acudieron a agasajar a Cristo en su pesebre, entre hielos y rigores, con los que cuidaban puntas y hatos de ganado en ejidos y dehesas de los concejos. Sobre esta idea hago unas reflexiones en mi último artículo en Neupic. Espero que sea del interés de los selectos e ilustrados lectores de Retablo de la Vida Antigua.
sábado, 13 de diciembre de 2014
EL DÍA DE SANTA LUCÍA
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