Los relacionamos con los navegantes, los aventureros de diversa condición y los piratas, al igual que el parche en el ojo y la pata de palo. Era muy del siglo XVII la afición a las lentes. En España, al igual que en otros países, las vendían los merceros. Tengo una relación de precios de tiempos de Felipe IV que mencionan distintos tipos de anteojos, con precios moderados. Es seguro que los había más caros y precisos, de mejor óptica pero éstos que voy a citar eran los que compraba la gente corriente o sin demasiadas exigencias. Había anteojos “de camino”, originarios de París, para los viajeros y caminantes, para aligerar la monotonía de las rutas y otear el panorama. Otros eran de “media catarata”, que era una curiosa manera de calibrar sus aumentos. Había anteojos “de larga vista de cañuto largo”, que venían de Alemania. Debían de ser como grandes catalejos para ensimismarse en las lejanías. También anteojos dobles, quizás similares a los gemelos, de tamaño grande y pequeño. Los pr...