miércoles, 11 de septiembre de 2019

ANTEOJOS

Los relacionamos con los navegantes, los aventureros de diversa condición y los piratas, al igual que el parche en el ojo y la pata de palo. Era muy del siglo XVII la afición a las lentes. En España, al igual que en otros países, las vendían los merceros. Tengo una relación de precios de tiempos de Felipe IV que mencionan distintos tipos de anteojos, con precios moderados. Es seguro que los había más caros y precisos, de mejor óptica pero éstos que voy a citar eran los que compraba la gente corriente o sin demasiadas exigencias. Había anteojos “de camino”, originarios de París, para los viajeros y caminantes, para aligerar la monotonía de las rutas y otear el panorama. Otros eran de “media catarata”, que era una curiosa manera de calibrar sus aumentos. Había anteojos “de larga vista de cañuto largo”, que venían de Alemania. Debían de ser como grandes catalejos para ensimismarse en las lejanías. También anteojos dobles, quizás similares a los gemelos, de tamaño grande y pequeño. Los precios de estos objetos no eran excesivos, entre los 16 maravedíes y los ocho reales.

3 comentarios:

  1. ¡Interesante y simpático artículo por los nombres de los anteojos desde luego!, al menos había inventiva inteligente y simpática en aquellas definiciones, hoy en día...están la gente amargada con todo el materialismo que tienen. Me pregunto si habría algún anteojo que se llamara en aquellos tiempos " anteojos para corazones poéticos" . Saludos Cordiales Estimado Señor Aponte.

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  2. ¿ Y no será que con los anteojos se ve una realidad distinta a la que ve nuestros propios ojos?. Saludos Cordiales.

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