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Mostrando entradas de noviembre, 2011

RAYOS Y CENTELLAS EN 1651

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El 13 de marzo de 1651 en Sevilla, cuenta un testigo, "empeçó a tronar y a relampaguear" bien recio y con grandísimos aguaceros" y "al fin caió un rayo o centella que se dixo entró por una ventana de la mas baxa de la torre de la santa iglesia maior, y que fue hazia arriba por las mismas bueltas de la torre". No acabó aquí el portento pues, vale la pena la descripición, "al campanero menor que estaba tocando a rogatiua lo mató dexándole un ojo medio saltado y el lado del carrillo como tostado y acardenalado". Otra centella entró en el convento de Capuchinos, extramuros, cerca de la Puerta de Córdoba que, con espanto general, "derribó la campana, y andubo escarmuzeando" por el coro y un desván hasta acertar, con impía y funesta  precisión, en un cuadro que había en el altar mayor.  En Salteras cayó otra centella que derribó una torre y otra más, sobre una casa, en Carmona. Fueron rayos y centellas de probado peligro pues daban vueltas y revue...

QUIETUD ANTE EL PELIGRO

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Es una virtud la serenidad ante el peligro. Estar uno en su sitio y aguantar. Los lances en los que hay que demostrar esta cualidad los ofrece la vida en abundancia. Y la Historia muchos ejemplos. Canga Argüelles recoge, en sus documentos sobre la Guerra de la Independencia, el parte de la batalla de Tudela en el que se menciona al cadete don Vicente Martí  "que salvó la Bandera con asta, funda y todo por completo, sin haber querido tirar el palo como se aconsejaba". También al tambor del Regimiento del Turia Francisco García que, a pesar de su corta edad, "salvó la caja" no sin correr grandes peligros. Peor fortuna tuvo el sargento mayor del Regimiento de Borbón, graduado de teniente coronel, don Mariano Bianconi  "que por no abandonar la Bandera hay noticia lo mataron sus enemigos". Gran serenidad demostraron los voluntarios de Alicante que mantuvieron durante tres horas sus posiciones frente a fuerzas muy superiores "esperándolos hasta medio tiro d...

LOS TOROS DE EJEA DE LOS CABALLEROS EN 1793

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El Correo mercantil de España y sus Indias, correspondiente al día 21 de febrero de 1793, da cuenta del ganado de  Ejea de los Caballeros. Afirma que "el bacuno apetece por lo comun un terreno abundante de aguas, y que produzca esparto  y otras matas bajas" y que, por tener la villa tales atributos y "ser muy dilatadas sus llanuras", se crían sus afamados toros bravos "buscándolos a porfía todas las capitales de España, sin excluir la Corte, en cuya plaza se han corrido diferentes veces, y señaladamente sirvieron de diversión de SS.MM. en la plaza mayor con motivo de la Real Jura del Príncipe N.S.". Sigue el artículo con la descripción del cuidado de los ganaderos por "mantener las mejores razas o generaciones, por haber observado, que los de ciertas descendencias salen más bravos". Calculaba el autor que había en Ejea de los Caballeros unas mil cabezas de vacuno de las que 200 eran "toros bravos de plaza, novillos y añojos".  Según est...

LOS LOBOS DEL INVIERNO DE 1857

En el invierno de 1857 hubo intensas nevadas. Manadas de lobos barrieron el valle de Carranza y los páramos de Villalta, en Burgos, "dando feroces aullidos acosados por el hambre y cebándose en los ganados y aun en las personas", según informaba La Iberia . Los   vecinos recorrían los montes en diferentes partidas. Cabe imaginarlos envueltos en mantas y capotes pardos, en medio de la cellisca. Siempre los inviernos antiguos nos parecen más fríos. Daba cuenta el diario, además, de lo ocurrido al cirujano de Escóbados de Abajo que, cuando iba camino de un pueblo cercano, fue atacado y devorado por una manada. Se defendió valientemente, con escopeta y sable, pues acabó con cinco lobos antes de morir.

LA ROPILLA DEL HIDALGO

Aparecen  con frecuencia en la literatura y en las fuentes documentales. Fueron muy numerosos en Asturias, Cantabria, Vizcaya e incluso en Galicia, donde la antigüedad del linaje casaba bien con lo menguado de la bolsa. Los hidalgos de la mitad sur de España contaban con mayor caudal, eran en muchos casos titulares de mayorazgos y de tierras, aunque tampoco faltaban los que, sin mayores respetos humanos, declaraban ser pobres. Puedo citar algunos casos en Jaén entre 1635 y 1640.  No había mayor muestra de orgullo que este desdeñoso reconocimiento pues poco tenía que ver la riqueza de cada uno con ser o no hombre de obligaciones. Describo parte de la indumentaria de uno de estos hidalgos de poca o ninguna  hacienda. Se llamaba don Juan Martínez de Atocha y testó en Jaén en 1696. Dejó a su hermano,  llamado don Martín de Atocha, "el vestido nuevo con su golilla que se compone de ropilla de bayeta de Flandes negra, calzón y mangas de tafetán doble y la espada que tengo...

ADVERTENCIAS AL PÚBLICO EN UN FESTEJO TAURINO DE 1825

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El domingo seis de febrero de 1825, a las tres y media de la tarde, con el permiso del Rey, se celebraría un festejo taurino para recaudar fondos  destinados a los Reales Hospitales. Las reses serían de acreditadas vacadas de Colmenar Viejo y de la tierra de Castilla. Dos toros de muerte, de don Eugenio Paredes, vecino de Colmenar Viejo, serían lidiados por Lorenzo Badén y Manuel Romero Carreto. Los picadores fueron Julián Díaz y Pedro Ortiz. Después se correrían ocho novillos. "Por orden del Gobierno" se daban al público, que no debía de ser un modelo de comedimiento, las siguientes órdenes para el correcto desarrollo de la corrida: "que ninguno tenga varas, garrotes, ni arma alguna para molestar las reses ni cabestros, ni se agarren de sus colas, bajo la multa de 20 ducados. Asimismo, que nadie entre con palos, ni arroje a la plaza cáscaras de naranja, melón, piedras, ni otra cosa que pueda perjudicar a los lidiadores, bajo la misma pena. También se previene que abso...

GUARDAS DEL CAMPO A MEDIADOS DEL SIGLO XIX

En unas disposiciones de la autoridad gubernativa de la provincia de Jaén, correspondientes al año 1852 y publicadas en dicha ciudad por la Imprenta y litografía de Medina, se reproduce la normativa que en 1849 pretendía regular las funciones de los guardas del campo, tanto de fincas particulares como de montes municipales en toda España. Hay que recordar que, en esas fechas, anteriores a las leyes desamortizadoras de 1855, los concejos eran propietarios de fincas muy extensas dedicadas al pasto, carboneo y a otros aprovechamientos forestales. Es de interés todo lo relativo a los guardas o  guardias municipales del campo. No deja de percibirse en su redacción el estilo ordenancista del moderantismo gobernante  en esos años. Los requisitos para ocupar un puesto de este tipo eran sencillos: tener entre 25 y 50 años, no ser de una talla inferior a la exigida para el servicio militar y poseer una constitución robusta, no contar con limitaciones físicas que impidiesen el correcto ...

ESTO ES NADAR Y A LA ORILLA AHOGAR

Acababa el siglo XVII y mal estaba el Rey. A melancolías hipocondríacas atribuían sus achaques. Cavilaban los médicos de la Corte y venga pergeñar remedios para el estragado Don Carlos, Rey de España, último de su esclarecido linaje. Le suministraban  la cura ferruginosa, cuatro partes de agua de tal naturaleza y una de vino, y polvo de víboras a palo seco o en pollos cebados con tal sustancia, se le aplicaban cantáridas y exutorios y se rezaban plegarias por centenares. Tuvo el Rey cierta mejoría y fue a dar gracias a la Virgen de Atocha, a la que recurría la Familia Real cuando había achaques de mala salud o aprietos en las batallas. Se comentaba en toda la Monarquía, con moderado júbilo, la noticia y hacían tertulia en Córdoba don Francisco de Argote, veinticuatro y  alguacil mayor de dicha ciudad, el Padre Rocha, trinitario, y el dominico Francisco de Posadas. Éste era hombre de carácter, conocedor del dolor humano pues asistió, con mucho mérito, a los desgraciados que cu...

TOROS CÉLEBRES

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Guindo fue un toro de Vázquez, lidiado en la plaza de Aranjuez el doce de junio de 1831. Tras haber tomado dos varas del picador Cristóbal Ortiz, sin mayor novedad, tomó otra de Juan Pinto para saltar después la barrera, así por las buenas y sin  tomar carrera, salvar las maromas y llegar hasta el tendido 2. Lejos de pararse fue hasta la grada 4 y consiguió acceder al tendido 6 donde los voluntarios realistas trataron de detenerlo con bayonetas y sables. El toro dejó un crecido número de contusos y es de imaginar la desbandada provocada en su carrera. Al final mataron al toro los Mirandas y el Tiñoso , ya en el tendido 5,  para ser degollado, cerca de las maromas, según Leopoldo Vázquez en sus Efemérides taurinas (1880) , "por un matachín" o jifero. Tengo por cosa cierta, dada la dureza de costumbres de la época, que los liberales presentes, ya fuesen espectadores, curiosos, aficionados o entendidos, estuvieron a favor del  Guindo, dueño y señor del tendido 6, y de sus ...