ARCANOS DE LA MECÁNICA Y DEL TIEMPO
Los relojes mecánicos fueron, en opinión de Ernst Jünger un invento más revolucionario que la pólvora, la imprenta o la máquina de vapor. Crearon el tiempo artificial o abstracto en contraposición al vivido de acuerdo con las estaciones y los trabajos del campo. No sin lentitud, los relojes se impusieron de forma inexorable en la vida cotidiana. Don Manuel del Río, autor de la obra Arte de reloxes de ruedas, para torre, sala, y faltriquera, ya en el siglo XVIII, afirmaba: "España está llena de reloxes". Aunque estaba todavía marcado por lo sagrado, las horas canónicas, el santoral y el año litúrgico, la secularización del tiempo había dado su primer paso. Pero, claro está, los relojes eran máquinas complicadas. Se desajustaban, se descomponían y se rompían con frecuencia. Tras estas contrariedades estaba la mano inexperta de los sacristanes o el simple uso diario. A veces se recurría, para su reparación, a arcabuceros y cerrajeros, expertos en mecanismos de cierta comple...