ESPAÑOLES EN JUTLANDIA
En 1807, como consecuencia de la alianza vigente con Francia, fue enviada a Dinamarca una fuerza militar española, formada por 15.000 hombres y al mando del marqués de la Romana. La presencia de los españoles en Jutlandia, Fionia y otras islas danesas fue recordada durante años por sus habitantes. Al principio fueron recibidos con desconfianza. La gente huía de la presencia de unos soldados llegados del sur, de aire goyesco y hablar recio. Sin embargo su disciplina, el buen trato y, sobre todo, su devoción religiosa contribuyeron a ahuyentar muchos temores. Y, según parece, se portaron ejemplarmente con los daneses. Impresionaba a los naturales, en especial, la marcialidad y el recogimiento que demostraban en la misa del domingo. Y la solemnidad del timbalero de un regimiento acantonado en Randers, montado sobre un gran caballo blanco. Los españoles liaban y fumaban constantemente cigarros cuyas colillas lanzaban, con despreocupación, al suelo y eran recogidas, con santa paciencia, por los vecinos pues temían que se produjesen incendios. Repartían con profusión medallas religiosas y causaba admiración la generosidad que demostraban con los mendigos. Con los soldados franceses la relación no era tan buena, aunque Bernadotte valoraba mucho a los españoles. Algunos formaban parte de su guardia personal. Los sucesos que dieron lugar a la Guerra de la Independencia fueron conocidos por los del marqués de la Romana, a pesar del control de la información que Napoleón había ordenado. Contactaron con los ingleses y, sable en mano, decidieron volver a España. El retorno de la expedición parece de novela de aventuras. También el destino de los que no pudieron o no quisieron volver.
Un excelente estudio sobre este suceso histórico es el escrito a finales del siglo XIX por el comandante Paul Boppe, Los españoles en el ejército napoleónico, hay edición española, Málaga 1995, traducida por Alejandro Salafranca Vázquez.
Un excelente estudio sobre este suceso histórico es el escrito a finales del siglo XIX por el comandante Paul Boppe, Los españoles en el ejército napoleónico, hay edición española, Málaga 1995, traducida por Alejandro Salafranca Vázquez.
Veo que nos viene de lejos tirar las porquerías al suelo. Y lo de estos militares en tierras tan lejanas lo desconocía.
ResponderEliminarSaludos!
Desconocía en absoluto este tema, y -entre colillas y rezos- ha despertado mi curiosidad.
ResponderEliminarMuchas gracias y buen domingo.
Monsieur, al parecer siempre ha dado igual que España y Francia fueran aliados o enemigos. Lo suyo ha sido llevarse siempre mal.
ResponderEliminarAy esas colillas! Mal duradero también.
Feliz domingo
Bisous
Es un episodio de nuestro pasado relativamente poco conocido, don Lorenzo. Y lo de las colillas, en fin, pues que es el inconveniente más inocente que podían plantear 15.000 soldados de la época.
ResponderEliminarSaludos y muchas gracias.
Muchas gracias don Francisco. Ya había problemas, entonces, con el tabaco.
ResponderEliminarReciba mis saludos.
Es verdad lo de España y Francia. Igual ha ocurrido en Francia con Alemania e Inglaterra. Es el sino de ser potencias vecinas y con una fuerza similar en uno u otro momento de la Historia.
ResponderEliminarMuchas gracias Dame Masquée y que pase usted también un buen día.
Estoy impresionado con estas historias tan interesantes. De todas dan ganas de escribir un novelón. Vale.
ResponderEliminarAlgo había leído de esta aventura militar hispana por tierras nórdicas que parece tan larga impronta dejó en los nativos. Debían ser impresionantes aquellos españoles de entonces tan religioso y disciplinados a la par que descuidados con la higiene pública. Fueron estos recios hombres los que acabarían aniquilando al francés en tierras ya españolas durante la Guerra de la Independencia.
ResponderEliminarUn regio saludo.
Pues muchas gracias Señor di Fulvio. En todas estas historias hay muchas aventuras y vivencias singulares.
ResponderEliminarUn saludo.
En la época se cuidaba poco todo eso, Carolus. Y eran verdaderamente hombres de una pieza.
ResponderEliminarSaludos y gracias.
¡Qué interesante! Es raro, dada la mala prensa que hemos tenido los españoles con la leyenda negra, que cayéramos simpáticos a los daneses. Esta narración podría ser el argumento de una buena (he dicho buena) película.
ResponderEliminarSaludos
Qué interesante historia, la desconocía por completo. Me interesa mucho el tema, voy a ver si encuentro el libro de Paul Boppe.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
No tenía ni idea de la presencia hispana en la península de Jutlandia, y debería ser dirigidos por el Marqués de la Escandinavia, más que por el de la Romana. Lo de tirar las colillas al suelo todavía no se ha perdido.
ResponderEliminarAprovecho amigo, para decirle que ya me he reincorporado tras los dos meses veraniegos, así que seguiré visitándolo en estas historias tan curiosas. Saludos.
Sorprendido me has dejado con esta historia de la que no conocía absolutamente nada, también con ganas de conocer más sobre ella.
ResponderEliminarSaludos.
Pues, a través de todo lo leído sobre el tema, se puede pensar que así fue, doña Carmen. Y recordaron durante años este episodio.
ResponderEliminarMuchas gracias y saludos. Y perdone la tardanza en contestar a su comentario.
Es un episodio interesantísimo, sin duda, señor de Mingo. El libro de Boppe es muy recomendable y riguroso.
ResponderEliminarSaludos y perdone mi tardanza en contestar.
Me alegro que esté usted de vuelta, señor Hidalgo. También estaré atento a sus publicaciones,
ResponderEliminarY muchas gracias por sus palabras.
Todos esos españoles, allí, embarcados en una aventura tal. La Historia es muy sugestiva.
ResponderEliminarSaludos y muchas gracias don Eduardo.
Regreso de un corto viaje, aunque no a lugar tan lejano como el que usted nos cuenta hoy, y veo que la cosa sigue de viajes y expediciones de lo más interesantes.
ResponderEliminarEl marqués de la Romana, creo que era señor en tierras valencianas, al menos sé que cerca de Canals existe un paraje en el que existe una pequeña presa, bastante antigua, creo que del siglo XVIII, que forma un pequeño lago. Hoy es una zona de esparcimiento. Leí que fue construida por el marqués de la Romana -supongo que sería un antecesor del que nos habla- que era señor de aquellos pagos. Un saludo cordial.
Hola. acabo de descubrir tu blog y me parece muy interesante. ¿Qué paso con los soldados españoles?, porque imagino que los franceses no les dejarían irse de rositas. Me acuerdo de los italianos al lado de los alamanes cuando se rindieron a los aliados. Fueron aniquilados.
ResponderEliminarSaludos y buen blog.
El marqués de la Romana era de origen mallorquín. No sé si tuvo que ver con la construcción de la presa. En cualquier caso es una iniciativa muy a la ilustrada.
ResponderEliminarSaludos señor DLT. Y muchas gracias por estos datos.
Unos consiguieron llegar a España y combatir contra Napoleón. Otros, voluntariamente o no, fueron integrados en el ejército de Bonaparte.
ResponderEliminarMuchas gracias por su amabilidad. Y ya sabe que aquí hay un espacio para hablar de Historia.
Saludos don Juan.