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Mostrando entradas de febrero, 2025

AULAGAS

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Las aulagas alegran las tardes de febrero. Tienen un color de librea de escudero o, si se quiere, de disfraz o disfrace, como decían en el siglo XVI, de carnaval. Pasear cerca de una ladera de aulagas levanta el ánimo y presagia el final del invierno. Si en la distancia, alborotan las perdices, ya lo tenemos todo. Estas plantas de flor amarilla -no sólo las aulagas sino también las retamas y genistas- tienen muchos nombres. En algunos casos se intuye su razón de ser pero en otros son un puro enigma. Unos, como montesina o marigüela, parecen de romance muy viejo o de pliego de cordel, de los que narraban crímenes, ajusticiamientos y grandes amores;  otros nombre, mencionan al santo de la estación, como yerba de san Blas , amigo de cigüeñas y sanador de gargantas. Por el color, la aulaga es también conocida, alegremente, como canario o canariera. Hay muchas denominaciones más: hallada, eulalia, santa jaulaga, abulaga, argoma, ulagino, cascaula, aulaga diente de perro, archilaga, arde...

POBRES VERGONZANTES O MORIRSE ENTRE CUATRO PAREDES

El pobre vergonzante es, según el Diccionario de Autoridades (1737) "la persona, que por su calidad y obligaciones no puede pedir limosna de puerta en puerta: y lo hace de modo que sea con el mayor secreto possible". Pérez de Herrera en su Amparo de pobres decía, a finales del siglo XVI, que esta pobretería, movida por una necesidad extrema, llegaba a abandonar sus lugares de origen e iba por otras tierras en busca de limosna "porque en las suyas tendrán algunos verguença de andar mendigando , y antes se dexaran morir que pedirlo, por lo poder ganar por sus inutilidades y serían muy afrentados y vituperados de sus deudos, pareciendioles que los deshonran en mendigar por sus puertas" y, además, "por ser honrados, y averse visto en algún descanso y bien, no quieren descubrir sus necesidades, mendigando de puerta en puerta, que son en mucho número, y de gran necesidad, muy dignos de ser socorridos". Estos pobres vergonzantes le quitaban el sueño al obispo d...