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Mostrando entradas de junio, 2024

LA MUERTE MEDIEVAL DEL REY DON FERNANDO

  Fernando Magno, rey de León, se sintió morir, cuando guerreaba en Valencia en el otoño de 1065. Decidió que era hora de volver a León. Tras un largo viaje en el invierno medieval, llegó el veinticuatro de diciembre de ese año. No lo esperaban palacios ni campamentos sino la sepultura. Esa nochebuena estuvo la iglesia de San Isidoro  iluminada por candelas, oraciones, cánticos y solemnidades mozárabes. Amaneció el día de Navidad, el Rey oyó misa y comulgó en las dos especies, como hacían los seglares del siglo XII. En brazos de sus fieles, volvió a palacio. Los que poco tiempo antes meneaban las armas y vestían lorigas llevaban a su Rey, muriéndose a chorros, ligero como pavesa al viento. Durante los dos días siguientes, Don Fernando se preparó a bien morir. El tránsito debía hacerse de manera pública, serenamente, sin veladuras, improvisaciones ni ocultaciones, ante todos. Así era la muerte medieval Así era la muerte medieval y así ha sido hasta no hace tanto. Volvió el Rey ...

CARTAS CAÍDAS DEL CIELO

Hubo un tiempo en el que se enviaban cartas desde el Cielo. Una de éstas, "a nombre de Cristo", llegó hasta Vincencio, obispo de Ibiza en el siglo VI. La consideró tan verdadera que la hizo pública en el púlpito para general conocimiento y asombro de los fieles. Recoge el caso Menéndez Pelayo en su Historia de los heterodoxos españoles que, además, menciona otros ejemplos de comunicación epistolar desde las alturas como la carta del Redentor a Abgaro de Edessa y otra que decían remitida por la Virgen a los ciudadanos de Messina. Todos estos prodigios y extravagancias fueron muy del gusto de la época, saturada de herejías y, en particular, de los gnósticos, aunque, según don Marcelino, la carta difundida por el obispo de Ibiza parece más obra de un cristiano muy influido por el fariseísmo, por su especial insistencia en respetar los domingos y en cumplir con ciertos rituales alimentarios. No hay que pensar que todos creían en estas historias y fantasías. La Iglesia ha sido sie...