MÁS SOBRE COCHES DE CABALLOS
En junio de 1637, el conde duque de Olivares puso en danza ochenta mulas para ir de Madrid a Loeches. El viaje era de ida y vuelta en el día, dos horas para cubrir cuatro leguas. Algunos coches iban tirados por seis mulas. Este convoy fue visto por muchos como una muestra de ostentación. Los coches levantaban siempre polémicas. Para unos daban ocasión a todo tipo de inmoralidades y derroches. Para otros, empleaban irresponsablemente un elevado número de mulas y caballos que se podían dedicar a la labranza y a la guerra. La misma crianza de las mulas , decían, destinadas a los coches ponía en peligro la disponibilidad de caballos para los ejércitos católicos. Y, por si fuera poco, la nobleza abandonaba el ejercicio ecuestre entregándose a la vida muelle y desidiosa. La Corona tomó medidas, para reducir el número de coches, que no sentaron bien. Después de tantos gastos y desvelos, pensaban los poseedores de los carruajes, se les prohibía su uso. En 1612, las Cortes presentaro...