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Mostrando entradas de agosto, 2016

MÁS SOBRE COCHES DE CABALLOS

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En junio de 1637, el conde duque de Olivares puso en danza ochenta mulas para ir de Madrid a Loeches. El viaje era de ida y vuelta en el día, dos horas para cubrir cuatro leguas. Algunos coches  iban tirados por seis mulas. Este convoy fue visto por muchos como una muestra de ostentación. Los coches levantaban siempre polémicas. Para unos daban ocasión a todo tipo de inmoralidades y derroches. Para otros, empleaban irresponsablemente un elevado número de mulas y caballos que se podían dedicar a la labranza y a la guerra. La misma crianza de las mulas , decían, destinadas a los coches ponía en peligro la disponibilidad de caballos para los ejércitos católicos. Y, por si fuera poco, la nobleza abandonaba el ejercicio ecuestre entregándose a la vida muelle y desidiosa. La Corona tomó medidas, para reducir el número de coches, que no sentaron bien. Después de tantos gastos y desvelos, pensaban los poseedores de los carruajes, se les prohibía su uso. En 1612, las Cortes presentaro...

CABRERA EN LONDRES

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Galdós en La campaña del Maestrazgo lo describe entre riscos y barranqueras. Azorín también lo evoca, en su "bregar afanoso y valeroso", en dicha comarca, alerta en un paisaje "áspero, luminoso, entre tomillos, cantuesos y espliegos". Desasosegado. Tramando acciones y golpes de mano, admirador de Napoleón, dado a crueldades, cortesías y actos generosos. Insensible o muy hecho al dolor ajeno y al propio, mandaba fusilar a los prisioneros sin reparo alguno. Tuvo mucho del carácter excesivo de los románticos y conoció el infierno, no a través de juegos literarios en gabinetes sino por la terrible y aleccionadora experiencia de la guerra y nada menos que en El Maestrazgo. Defensor de la Tradición y legitimista, tenía en poco las antiguas jerarquías estamentales, católico y pecador, no parecía dado a las triduos y novenas. Cuando acabó la guerra se exilió no en Austria o en Rusia sino en Inglaterra y casó bien, con Marianne Catherine Richards, una inglesa de buena ca...

MUERTE DE NUESTRA TRISTEZA

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De nuestra noche candela, / de nuestras cuitas abrigo, / de nuestra virtud escuela, / de nuestras gracias espuela, / freno de nuestro enemigo, / muerte de nuestra tristeza, / vida de nuestros plazeres, / arca de nuestra riqueza, / fuerça de nuestra flaqueza, / corona de las mugeres. ("Loa a Nuestra Señora en comienço de la Istoria", en las Coplas de Vita Christi , de fray Íñigo de Mendoza, franciscano, limosnero de Reina Isabel)

DÍAS DE AGOSTO CON GABRIEL Y GALÁN

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Bien está, ahora en pleno estío, volver a Gabriel y Galán y leer su poema "Mañanas y tardes"*. Lo escribió en Frades, en agosto de 1899. Menciona el poeta muchos pájaros -chillones, colorines, tórtolas, alondras, golondrinas, pardales y gorriones, perdices y perdigones- ahogados en sus vuelos y caminatas, presurosos en su búsqueda de las encinas, y su sombra de frescura palaciega, o al menos de "la tibia sombra de la retama". "Largas tardes de agosto!...tardes de calma!.../en vuestras largas horas se duerme el alma!...". El calor es tan intenso que "ni canta la culebra, ni rana alguna / asoma la cabeza por la laguna", sólo las lagartijas se aventuran en sus afanes. Las noches son un clamor de grillos. Escribió Gabriel y Galán un poema de trigales, zarzas, espinos y tomillares, de acacias y parrales, de cerezos y perales, de las yerbas, de la yedra y del junco del pantano. "Mañanas y tardes" es agosto. Un agosto alejado del mar, de ...