viernes, 18 de noviembre de 2022

BRASEROS NAZARÍES

Leopoldo Torres Balbás escribió en 1934 sobre los braseros de la Alhambra. Nos explica, con pocas y precisas palabras, los medios utilizados en dicho lugar para combatir las bajas temperaturas del invierno granadino. Es inevitable, al visitar la Alhambra, sobre todo entre noviembre y abril, pensar que en aquellos patios, salones y palacios debía de hacer un frío considerable. Torres Balbás nos recuerda, sin embargo, que cuando la Alhambra estaba habitada, las estancias contaban con puertas, celosías y vidrieras, los suelos y muros se cubrían con alfombras y tapices y que, probablemente, se utilizaban los espacios más pequeños y, sobre todo, orientados al sur. Además, añadía, es posible que, en las habitaciones de mayor fuste, se utilizase un sistema de calefacción similar al diseñado por los romanos, con cámaras de aire caliente bajo el pavimento. No parece imposible que consiguiesen, en algunos espacios y con estos recursos, un ambiente lo suficientemente caldeado e incluso confortable. Otro medio para no quedarse como un carámbano era el uso de braseros. Aparecieron algunos en las excavaciones y demás trabajos de restauración del monumento y se conservan en el Museo de la Alhambra. Eran de piedra y mármol, de factura sencilla, cuadrados y circulares, con pies y salientes para trasladarlos de un lugar a otro sin necesidad de abrasarse por el calor de los tizones. No eran de gran tamaño, apenas unos hornillos,  y estaban decorados con líneas e incisiones de inspiración popular y que, según el mencionado estudioso, recuerdan a las ornamentaciones bereberes. 

2 comentarios:

  1. Es una entrada gongoriana, don retablo.

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    1. No puede existir mayor elogio (aunque todo es debido a su generosidad). Muchas gracias.

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