domingo, 18 de octubre de 2020

EL MÁS INERME

Alfonso García Valdecasas publicó en Escorial, en 1943, “El hidalgo”. Es una reflexión sobre la hidalguía y la figura del hidalgo, en contraposición a otros modelos o tipos, o arquetipos, sociales, dentro de la línea de pensamiento de Ortega del que fue discípulo el autor. Hay un párrafo en dicho escrito que conmueve y que me hace reconocer situaciones vividas y estudiadas. Se refiere García Valdecasas al lazarillo y al hidalgo: 

Sus amos sucesivos (el ciego, el clérigo, el fraile mercedario, el vendedor de bulas, el capellán, el alguacil...) son otros tantos bellacos que quieren explotarle. Al lazarillo no le remuerde de burlarles o vengarse de ellos. Les gana en donaire y picardía, no es inferior moralmente. Pero aparece el hidalgo con su andar sosegado, su cuerpo derecho, su buen talante, su espada que no cambiaría por todo el oro del mundo. Alejado de su lugar de origen, donde estaban las raíces de su hidalguía es un mutilado social, no tiene misión, no tiene obras, es el más inerme, con su bella espada, de todos los amos del lazarillo. Mas una atmósfera de dignidad y elevación le rodea. El lazarillo no le abandona, no le burla. Le da de comer, le quiere. Estaría dispuesto a volverle a servir, a él o a cualquier otro que fuera como él.

4 comentarios:

  1. En tierra de bellacos, el hidalgo luce como un faro.

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  2. García Valdecasas fue el diputado más joven de la "Asociación al Servicio de la República", el partido que Ortega quiso convertir en grupo vertebrador e intelectual del nuevo régimen nacido en 1931, según pude saber, mientras hacía una tesis doctoral sobre ello, hace ya décadas, que finalmente dejé a medias...
    Escribió poco D. Alfonso, por desgracia, aunque era muy agudo... cuando quería y le interesaba el tema (en este caso, el del honor español, pues se situaba un poco a contracorriente de las investigaciones del momento). Como bien le enseñó su maestro, si no es para aportar algo nuevo, no merece la pena gastar tiempo, ni saliva, y desconozco si la cuestión siguió interesándole o la abandonó...
    Con este rescate me ha rejuvenecido Vd. unos añitos, querido. Un abrazo.

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  3. Escribía y hablaba muy bien. Fue hombre de vida discreta y elegante. Muchas gracias por su escrito. Y otro abrazo,

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