martes, 9 de junio de 2020

LA DUQUESA DE CHEVREUSE LLEGA A MADRID


El 30 de noviembre de 1637 la duquesa de Chevreuse, gran conspiradora y después frondeuse, llegó a la Corte de España. Fue hospedada y regalada, dice el autor de unos avisos*, por los marqueses de los Vélez. El seis de diciembre se presentó en Madrid de manera pública y todos se lanzaron a las calles para verla. Fue un acontecimiento memorable y de mucho lucimiento, "saliéndola a recibir toda la nobleza y despoblándose Madrid para verla entrar y aun Sus Majestades vieron la entrada por unas celosías que pusieron en unas puertas del Buen Retiro". El vecindario, todo alborozado y soliviantado. Fue acompañada por grandes y títulos de Castilla como el Almirante, el Condestable, los duques de Híjar, Villahermosa, Alburquerque, Pastrana y Peñaranda, además de los condes de Alba, Veragua y Santa Cruz. Muchos más títulos y caballeros escoltaron el coche donde la de Chevreuse viajaba con las marquesas de Mirabel y de las Navas y la condesa de Santisteban. Iba, según testigos, "ella muy bizarra, despechugada y desenfadada". Hubo, en medio de esta alegría de vivir, un tráfico de coches nunca visto. No es verdad que el Barroco español fuese siembre triste, entre calaveras y mortajas. Aquí, cuando nos lo proponíamos, sabíamos quedar mejor que nadie en el mundo. Sobra decir que, según el cronista, la duquesa de Chevreuse, era del agrado general. El retrato, sin ofender a nadie, nos presenta a una belleza discreta pero no a una mujer de rompe y rasga. Al natural, lo tengo por seguro, tuvo que ganar mucho ante los españoles del XVII. 
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*Lo entrecomillado es recogido por Rodríguez Villa en La Corte y la Monarquía de España en los años de 1636 y 1637, Madrid 1886.

6 comentarios:

  1. Muy considerado por su parte, pero la miradilla de la Señora es un tanto traviesilla: " . El retrato, sin ofender a nadie, nos presenta a una belleza discreta pero no a una mujer de rompe y rasga", al menos si todos tuvieron entusiasmo por conocerla y todo lo que formaron, se divirtieron, nada de aburrido desde luego, Señor Aponte. ¿A esta Señora no le cambiarían su nombre en su época verdad?, bueno pensando bien, ¿ verdad o mentira?. Un saludo Señor Aponte.

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  2. Está claro que la Señora Duquesa físicamente era normalita, pero pudiera ser que fuera simpática o tuviera otro atractivo que llegara a la gente, porque si alguien contratada no es guapa, no es simpática, no es atracativa ( será atractiva) y como decían en los pueblos echa para atrás...después de tantas apuestas al sillón durante tantos años por la gente...podría haber supuesto un chasco ¿ o no?.

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  3. Me alegro por la Señora Duquesa: " Al natural, lo tengo por seguro, tuvo que ganar mucho ante los españoles del XVII. ", porque si alguien no le ocurre eso ni en lo natural ni en lo antinatural...eso es peor, que ni en lo antinatural emocione ni convenza.

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  4. Imagino el pasmo de las gentes al ver a aquella famosa duquesa francesa vestida al modo de su país, descocada y sugerente, frente a los negros usuales en nuestra corte.
    Un saludo

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    1. Que causó una inolvidable impresión parece evidente.
      Muchas gracias doña Carmen,

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