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Mostrando entradas de octubre, 2018

DE ILUSTRADOS Y SEPULTURAS

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En 1792 se editó en Pamplona, en la imprenta de Ezquerro, una obra titulada Nueva instancia a favor de los cementerios contra las preocupaciones del vulgo, escrita por el capuchino Ramón de Huesca, calificador del Santo Oficio y socio de mérito de la Real Sociedad Aragonesa. Se sostenía en sus páginas la necesidad de construir cementerios fuera de las poblaciones para mayor beneficio de la salud pública y, de esta manera, dejar de enterrar a los difuntos en los templos y demás espacios sagrados dentro de los cascos urbanos “sin perder de vista la disciplina de la Iglesia, el respeto y decoro debido a los cadáveres y la comodidad de los fieles en los sufragios y oficios de caridad que prestan a sus hermanos difuntos”. El autor alegaba, a su favor, diferentes autoridades y precedentes históricos, aparte de las razones derivadas de la Ciencia, las Luces y el espíritu de su tiempo.  Decía el padre capuchino: “todos hemos experimentado en las Iglesias en que son frequentes lo...

SOLEDADES Y PASTOREO

"La independencia del pastor -hijuela de la sobriedad- engendra su sed de mando, su afán de señorío o, por circuitos misteriosos, el misticismo ascético, los anhelos de eternidad. Porque si es verdad que el pastor -aunque necesite poco-no renuncia gustoso a la presa inmediata, ni supera abnegado la fruición de la rapiña, ni aplaca la ferocidad propia de los combates donde recogiera botín, no es menos cierto que el pastor nómada, llevándolo todo consigo vive insociable o solitario, desligado del suelo, del curso de las horas y el trato de los hombres". Ramón Carande, "La economía y la expansión ultramarina bajo el gobierno de los Reyes Católicos", en  7 estudios de Historia de España,  1969

DE CAZA CON EL BARÓN DE CORTES

En 1876 el barón de Cortes publicó Recuerdos de caza: apuntes de cartera, bosquejos, descripciones, chascarrillos, peripecias, emociones, jactancias y consejos trasladados a la ligera, de la memoria al papel . En esta obra describió algunos episodios cinegéticos acaecidos durante los últimos años del reinado de Isabel II.  Para el autor, unas jornadas de caza que estuviesen en gloria, con veinticinco o treinta cazadores, necesitaban los siguientes efectivos: entre treinta y cuarenta “escopetas negras” o cazadores de oficio, otros tantos ojeadores, suficientes perreros para las rehalas, leñadores para suministrar combustible a cocinas y lumbres, cocineros de estado con sus correspondientes pinches y galopines, rancheros para preparar las migas y cochifritos del personal subalterno, un hombre ducho en coser las mataduras de los perros,  varios constructores de chozos, arrieros -encargados de suministrar cada día víveres frescos- mozos de cuadra para acémilas y caballerías y, po...

MERCED COMO ESPERA DE SUS REALES MANOS

Don Diego de Monroy fue regidor de Madrid y caballero de Santiago. Vivió durante el reinado de Felipe IV. Fue movilizado, al igual que otros hidalgos entre 1638 y 1642, para participar en distintas guerras. Don Diego empuñó las armas, en el fatal año de 1640, en la campaña de Cataluña, montado y armado a su costa y sin sueldo alguno “ayándose en todas las ocasiones de más riesgo como consta de sus certificaciones y aprovación de sus superiores”. En 1642, cuando seguía la Monarquía rodeada de enemigos y en guerra con media Europa levantó una compañía de infantería española “con gran gasto de su hacienda”. Hombre de linaje y poca hacienda se vio con hábito y pobre, por lo que pidió el favor del Rey. Ante otros, estos españoles del siglo XVII, se dejaban morir de hambre pero no ante su señor natural.   Comenzó por solicitar una encomienda de la Orden de Santiago o, si no podía ser, una plaza de caballerizo real con sus gajes, un corregimiento u “otra cualquier cosa que Vuestra ...