REFUGIOS DE LA HERMOSURA
"Gracias a que Dios puso piedras sobre las lomas y a las piedras sólo Él las labra a fuerza de poder y florecen de hermosura. ¡Oh carrascas! ¡Oh acebuches! ¡Oh coscojas! ¡Oh torvisco, romerales, tomillos y lentiscos! ¡Oh toda mata áspera! ¡Oh silvestre libertad! Y donde menos se espera, en la rendija de dos piedras, en el minúsculo horadamiento de la roca, allí una tierra increíble donde crece el narciso silvestre, amarillo y amoroso, y el lirio blanco y azul, casi ángel de las flores."
(José Antonio Muñoz Rojas, "Las herrizas" en Las cosas del campo, Casería del Conde, 1946)
Muy español señor Retablo, lejos de esos bosques falsos y refinados de otros lares.
ResponderEliminarEn mi opinión falta la retama, en su flor, tan elegante, y llena de amargura como todo el mundo sabe. Muy español, vamos...
Verdad es, don Francisco. Vegetación de paisajes duros que, en estos días, deslumbran y huelen a campo. Cuando tenga ocasión buscaré en Muñoz Rojas alguna mención a la retama que es gloria de nuestros montes.
ResponderEliminarUn cordial saludo, amigo mío.
Los jardines pero también la naturaleza con su orden, sin auxilio de la mano humana, son el espacio donde, al menos en mi caso, la mente y el cuerpo se apaciguan, y parece que el recobramos un ritmo vital que ya habíamos olvidado.
ResponderEliminarEn cada jardín hay un mundo. Tiene usted toda la razón.
ResponderEliminarSaludos, doña Amaltea.
Podría haberlo escrito inspirándose mismamente en estos parajes serranos del sur de Salamanca.
ResponderEliminarSaludos
También me han recordado a los de campos muy cercanos, aquí en mi tierra de Jaén.
EliminarSaludos, doña Carmen.
Qué belleza de lenguaje.
ResponderEliminarY así, sin excepción, cada línea de Las cosas del campo.
EliminarSaludos, doña Ana María.