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Mostrando entradas de febrero, 2015

PULGAS PALACIEGAS

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Pulgas, chinches, piojos, ratas y ratones -de los de verdad y no de los de Beatrix Potter- acompañaban la vida de nuestros tatarabuelos. Insectos, animalillos y demás sabandijas circulaban con impunidad y desvergüenza por palacios, casas burguesas y cuartos proletarios. El  Diario de Madrid,  de 14 de marzo de 1825, anunciaba la venta de una "estampa nueva que representa la caza del piojo, manifestada en varias figuras de diferentes edades, y forman un triángulo, todas en la actitud de espulgarse". Se aseguraba, para animar al potencial comprador: "este capricho es sumamente gracioso por estar todos a un mismo tiempo en la misma operación".  Humor de otro tiempo. Podía adquirirse en el almacén de estampas de la calle Mayor de Madrid, "frente a la casa de Oñate", a dos reales en blanco y negro y a seis en color. En la primavera de 1851 hubo en Palacio una plaga de pulgas. Éstas no respetaban a nadie. Ni a la Reina que, como recoge Isabel Burdiel en su ...

DE LA CORTE Y LO CORTÉS

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                                            "Allí las damas servidas,                                              muy servidas y loadas,                                              muy loadas y miradas,                                              muy miradas y queridas,                                              muy queridas y seguidas,                       ...

GOYA EN FRANCIA O LA NOSTALGIA DE ESPAÑA

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"Goya, con sus setenta y nueve pascuas floridas y sus alifafes, ni sabe lo que espera, ni lo que quiere: yo le exhorto a que se esté quieto hasta el cumplimiento de su licencia. Le gusta la ciudad, el campo, el clima, los comestibles, la independencia, la tranquilidad que disfruta. Desde que está aquí no ha tenido ninguno de los males que la incomodaban allá; y, sin embargo, a veces se le pone en la cabeza que en Madrid tiene mucho que hacer, y, si le dejaran, se pondría en camino sobre una mula zaina, con su montera, su capote, sus estribos de nogal, su bota y sus alforjas". De Moratín a Juan Antonio Melón, Burdeos, 14 de abril de 1825.

CARNAVAL Y POLÍTICA EN EL MADRID DE 1637

Imaginamos a los españoles de la época de los Austrias callados, reconcentrados y temerosos de expresar sus opiniones y críticas sobre las más diversas cuestiones. No era, desde luego, un mundo en el que se reconociese la libertad de expresión y de opinión pero, a pesar de limitaciones y cautelas, la España del siglo XVII   hablaba y discutía de política y religión en papeles, corrillos, púlpitos y consejos. El martes de carnaval de 1637 hubo mojiganga y  cuadrillas en las que, según los memorialistas de la época, "trayan todos sus máscaras encubriendo con ellas su borrachera". Los escribanos formaban una que llevaba un letrero que decía: "Todos los de esta cuadrilla / Son los gatos de esta villa". Es conocida la mala fama que acompañaba a los escribanos y gato es el nombre que, en los siglos XVI y XVII, se daba a los ladrones. No deja de provocar admiración que, bajo el ojo vigilante del Santo Oficio, deambulasen zascandiles vestidos de clérigos. En la mencionad...

EL SANTO ROSTRO Y FERNANDO VII

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El Santo Rostro es, según la tradición, uno de los tres pliegues del paño que secó el rostro de Cristo en la calle de la Amargura. Se custodia en la Catedral de Jaén y fueron muchos los peregrinos que, durante generaciones, vencieron leguas, fatigas y peligros para adorarlo.  En noviembre de 1823, vencidos los liberales, Fernando VII retornaba a Madrid tras su obligada estancia en Cádiz.  Se supo del paso del monarca por La Carolina, cerca de Despeñaperros y, a instancias del obispo de Jaén, don Andrés Esteban y Gómez, y de las fuerzas vivas locales, se decidió trasladar hasta allí la reliquia para que fuese adorada por las reales personas. La decisión tenía cierto trasfondo político. Nada mejor podía simbolizar la alianza del Altar y del Trono, tan grata para los realistas. Además, durante esos días, se acusaba a  Rafael de Riego   de haber intentado robar la reliquia. Una fechoría, decían, no consumada por un milagro. El Santo Rostro, que había sobrevivido al pil...