BARAJAS, TABLAJES Y CASAS DE CONVERSACIÓN
La afición al juego era general en la España de los Austrias. Gentes principales, medianas y menudas, -convocadas alrededor de la baraja- dejaban pasar horas y jornadas. Los naipes malograban reputaciones, caudales y almas. El juego era condenado, con todo rigor, desde púlpitos y confesionarios. Los más preocupados por los males de la Monarquía denunciaban sus perniciosas consecuencias sobre aquellos menestrales y oficiales que, descarriados de sus obligaciones, frecuentaban tablajes y garitos. Tampoco eran edificantes las casas de conversación -escuela de partidas, rifas, faroles y apuestas- a las que acudía la nobleza. Si los lectores de Retablo de la Vida Antigua lo consideran prudente y oportuno pueden leer lo que, sobre este asunto, escribo en Neupic .