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Mostrando entradas de septiembre, 2014

MR. HASELDEN Y LOS BANDOLEROS

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Mr. Robert Bourke El dos de julio de 1874 una partida de bandoleros secuestró al inglés Mr. Arthur Haseldine, don Arturo Haselden para los españoles. Era administrador de la Sociedad Especial Minera del Río Grande y también de la Centenillo Silver Lead Mines Company Ltd . Estas compañías explotaban los yacimientos de plomo de El Centenillo, al norte de la provincia de Jaén, en Sierra Morena. Viajaba Haselden a Linares, por obligaciones profesionales, acompañado por un capataz y muy de mañana. Al salir de El Centenillo  fue asaltado por cuatro facinerosos, armados con escopetas, y capturado. Lo condujeron a lo más hondo de Sierra Morena y, desde allí, sus captores exigieron un rescate de 50.000 libras en oro. Otras fuentes rebajan la cifra a 30.000 libras. Tengo sobradas dudas de que los bandidos tuvieran una idea precisa de la magnitud de tal suma. Una institutriz, por ejemplo, percibía a mediados del siglo XIX  un salario de unas cincuenta libras anuales. El secuestro fu...

MADRASTRAS, CRIADAS Y ENVENENADORAS

El miedo a las envenenadoras se nutría de hechos reales, rumores, supersticiones e infundios. Era un sentimiento probablemente atávico, muy arraigado en las mentalidades de ayer y no carente de una carga misógina. Puedo citar un caso, del desgraciado año de 1640, recogido en protocolos notariales giennenses. Nos da noticia de una mujer llamada Leonor González, presa en la Cárcel Real de Jaén por "la muerte de doña Francisca de Mondragón procedida de un bebediço". El envenenamiento -si se produjo- pudo ser ocasionado con la peor de las intenciones o involuntariamente, como consecuencia de algún remedio - de inciertos ingredientes - para atajar dolencias del cuerpo o del espíritu, combatir el mal de ojo u otro tipo de achaque. Los procesos contra brujas y hechiceras, llevados a cabo por tribunales eclesiásticos y, en particular, por el Santo Oficio, recogían la existencia de brebajes, filtros, polvos y otras mixturas de presuntas virtudes medicinales o mágicas. En el XIX, el e...

DORMIR Y SER SANTO

San Juan de Ávila escribía en una carta: "jueves y viernes es bien dormir en alguna tabla" por acompañar al Señor "que padesció en aquellos días". Defendía, sin embargo, la conveniencia de dormir una siesta  para recuperar fuerzas y estar en condiciones de afrontar trabajos.También es muy valiosa la recomendación de santa Teresa de Jesús a su hermano, don Lorenzo de Cepeda, en febrero de 1577: "en el dormir vuestra merced, digo, y aun mando, que no sean menos de seis horas. Mire que es menester los que hemos ya edad llevar estos cuerpos para que no derruequen el espíritu que es terrible trabajo" y, más adelante, indicaba, por si tenía algún escrúpulo: "No piense le hace Dios poca merced en dormir tan bien que sepa es muy grande; y torno a decir que no procure que se le quite el sueño, que ya no es tiempo de eso". No eran de la misma opinión otros religiosos y devotos de vida ascética que, como penitencia, eran dados a velar o a postrarse sobre ...

PICADOR DESPUÉS QUE FRAILE

Hubo frailes que abandonaron el claustro para hacerse soldados y correr aventuras. No pudieron resistir la tentación de la vida arriesgada. Buena decisión, en estos casos, era abrazar el oficio de torero. Refiere el marqués de Tablantes* el caso de un fraile natural de Medina Sidonia, llamado fray Alonso Pérez que, en 1819, cambió los hábitos por la vara larga de picar . Firmó, además, una escritura con la Real Maestranza de Sevilla por la que se obligó a participar en unos festejos, montando el correspondiente jaco. Llegó tal hecho a oídos del padre corrector del convento de San Francisco de Paula de dicha ciudad que, escandalizado, no dudó en ponerlo en conocimiento del teniente de la Real Maestranza mediante un escrito, fechado el 22 de abril de dicho año, en el que censuraba con severidad al fraile taurómaco. Decía: "no puedo ni debo permitir tan gran ultraje a mi santo hábito, que él vistió y profesó". Censurable era que los clérigos fuesen a los toros pero que los p...