HUMBOLDT Y LAS CAMPANAS DE ESPAÑA
A J.B., autor de Paideia, en este día, por tantas horas de grata conversación y hospitalidad alemana.
No pudo olvidar Guillermo von Humboldt el paisaje español. Así lo afirma Luis Díez del Corral: "tanto el adusto de Castilla, como el risueño de la bahía de Cádiz o el variado y humano de Cataluña". Tampoco le fue indiferente Sierra Morena, capaz de sobrecoger a los más decididos viajeros de finales del siglo XVIII. Siempre recordaría Guillermo von Humboldt el sonido de las campanas de España. Tañidos de campanas de ermitas, de iglesias de pueblo, de hospicios, de catedrales, de torres de la vela y conventos de mendicantes. Quizás, también, las de El Escorial. Allí fue recibido por Carlos IV en 1799. En las veladas de invierno en Tegel daría vueltas alrededor de estos recuerdos. Es digna de considerar esta afición a las campanas entre ilustres alemanes. Mucho tiempo después, Heidegger escribió "Sobre el misterio de campanario" recordando su infancia como hijo del sacristán de Messkirch . Siete campanas tenía la torre de la parroquia. Ordenaban el tiempo y las estaciones. Las grandes fechas del calendario litúrgico.
La campana, su sonido, forma parte para muchos de nosotros de ese tiempo de la infancia con sabor a tardes de juegos y pan y chocolate.
ResponderEliminarUn saludo.
Reciba usted mis saludos con todo mi agradecimiento. ¡Que agradable sorpresa! Las gratas conversaciones y la hospitalidad siempre son mutuas.
ResponderEliminarNo me parece nada raro la influencia del tañido de las campanas.Para nuestra cultura las campanas están impresas en el adn social: nacimientos,celebraciones, funerales, avisos. Repiqueteos que han estado con nosotros durante miles de años.
ResponderEliminarSaludos
Ahora mismo estoy escuchando las campanas de la torre campanario de la igleis ade Santa María la Mayor llamando a rosario ya misa. Nunca concebiría mi casa sin ese sonido diario. Lo malo es cuando tocan a muerto...
ResponderEliminarSaludos
Las campanas están además unidas al silencio, a un tono distinto de la vida.
ResponderEliminarSaludos don Cayetano.
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ResponderEliminarSoy yo el que le da las gracias.
ResponderEliminarHasta pronto.
Es el lenguaje de las campanas. Es posible que nos corresponda ser la última generación capa de distinguir lo que los campanarios anuncian.
ResponderEliminarSaludos doña Carmen.
El sonido de las campanas siempre me recuerda tiempos felices de mi niñez.Las vacaciones en pequeños pueblos donde sí podían escucharse y esa sensación de que el tiempo se alargaba y de que aún faltaba mucho para que llegará la hora de jugar.
ResponderEliminarSaludos
El recuerdo,lo mismo que le ocurría a Humboldt.
ResponderEliminarSaludos doña Ambar.
Es una lástima que en las grandes ciudades se haya perdido el sonido de las campanas. Cuando tengo la suerte de estar en ciudades más pequeñas o pueblos, presto especial atención para ver si se toca todavía al Angelus. Entiendo perfectamente que Humboldt recordase especialmente su tañido.
ResponderEliminarSaludos.
Y hay gente que se queja de su sonido. Signo de los tiempos.
ResponderEliminarSaludos señor Anónimo Castellano.