VILLANCICOS PARA LA NAVIDAD DE 1750
El año de Nuestro Señor de 1750 fue terrible por las sequías y miserias padecidas. Faltaba pan en las tahonas y los labradores apenas tuvieron trigo para la siembra. En los maitines para celebrar la Navidad se cantaron, en la Catedral de Jaén, unos villancicos centrados, sin olvidar lo sagrado, en las penurias que se sufrían. Su autor fue don Juan Manuel de la Puente, racionero y maestro de capilla, de dicha Santa Iglesia. Los seises de dicha Santa Iglesia Catedral interpretaron un estribillo que decía lo siguiente:
Los seises -Hidalgo, Oreja, Bermúdez, Moreno, Andrés, Galán, Pulgar, Durán, Gómez, Carazo y Simonillo- soñaban con molletes, panecillos y hogazas. Hay cierto alarde, de tradición picaresca, del desconsuelo de sus hambres. Además la desenvoltura y el desenfado expresados en estos cantos tienen poco que ver con el tópico de la España negra y triste. La alegría de los españoles en la celebración de la Navidad viene de muy antiguo. Asistirían a los maitines buena parte del clero local y los familiares del Santo Oficio. También los componentes del gobierno municipal, encargados de garantizar los abastos y administrar el Pósito, que tendrían que encajar, resignadamente, ciertas alusiones.
La edición que he consultado: Letras de los villancicos, que se han de cantar en esta Santa Iglesia Cathedral de Jaen, en los Solemnes Maytines del Nacimiento de nuestro Redemptor Jesu Christo: en este año de 1750. Compuestas (assi poesia como musica) por Don Juan Manuel de la Puente, Racionero, y Maestro de Capilla de dicha Santa Iglesia. En Jaen por Lucas Fernandez.
Felices Pascuas para todos los lectores de Retablo de la Vida Antigua.
Pan, pan pan.
Yo quiero comer.
Yo quiero mascar.
Yo quiero engullir.
Yo quiero tragar.
Pan, pan, pan.
Mi hambre es feroz.
Mi hambre es fatal.
La mía es cruel.
La mía es voraz.
Pan, pan, pan.
Yo diez quarterones
me atrevo a encajar.
Yo cinco molletes
me podré embocar.
Yo seis panecillos
de a libra y no más.
Pues yo tres hogazas
y sin desonzar.
Pan, pan pan.
Pan, pan pan.
Yo quiero comer.
Yo quiero mascar.
Yo quiero engullir.
Yo quiero tragar.
Pobrecitos, pobrecitos;
qué dolor! vengan acá:
que para tanto zoquete,
zoquetes no han de faltar.
A mí, a mí. Toma tú.
A mí, a mí. Avrá tal?
A mí, a mí. Dexenmé.
A mí, a mí. Callen ya.
No me irriten la paciencia,
que para todos avrá;
pues no es Licenciado Cabra
(ni Oveja) quien se lo da".
Los seises -Hidalgo, Oreja, Bermúdez, Moreno, Andrés, Galán, Pulgar, Durán, Gómez, Carazo y Simonillo- soñaban con molletes, panecillos y hogazas. Hay cierto alarde, de tradición picaresca, del desconsuelo de sus hambres. Además la desenvoltura y el desenfado expresados en estos cantos tienen poco que ver con el tópico de la España negra y triste. La alegría de los españoles en la celebración de la Navidad viene de muy antiguo. Asistirían a los maitines buena parte del clero local y los familiares del Santo Oficio. También los componentes del gobierno municipal, encargados de garantizar los abastos y administrar el Pósito, que tendrían que encajar, resignadamente, ciertas alusiones.
La edición que he consultado: Letras de los villancicos, que se han de cantar en esta Santa Iglesia Cathedral de Jaen, en los Solemnes Maytines del Nacimiento de nuestro Redemptor Jesu Christo: en este año de 1750. Compuestas (assi poesia como musica) por Don Juan Manuel de la Puente, Racionero, y Maestro de Capilla de dicha Santa Iglesia. En Jaen por Lucas Fernandez.
Felices Pascuas para todos los lectores de Retablo de la Vida Antigua.
La letra es terrible y, al tiempo, muy graciosa. Sólo con leerla ya da un hambre feroz. Nunca imaginé un villancico así. Como usted bien dice, se mueve en esa tradición tan española del estómago vacío, que va del clérigo de Maqueda al Domine Cabra y llega hasta Berlanga (pasando por supuesto, con perdón, por Carpanta).
ResponderEliminarLes deseo unas Felices Pascuas a usted y a todos los lectores de su Retablo. Y que no nos falten a ninguno las 'hogazas sin desonzar'.
Que no se tenga una España negra, que no haya hambre y que se tenga lo necesario.
ResponderEliminarMis deseos de felicidad en estas fiestas navideñas.
Un abrazo
El hambre de pan es lo peor que puede haber. A mi suegro, nada más acabada la guerra, mientras sesteaba en compañía de sus vacas, alguien le sustrajo del zurrón el pan blanco, dejándole en cambio la morcilla y el queso.
ResponderEliminarUn saludo.
Ya se ve que la historia se repite. Que hacia Belén ya no va una mula cargada de chocolate. Volveremos a cantar "Pan, pan, pan/ yo quiero comer..."
ResponderEliminar¡Feliz Navidad!
El buen humor que no nos falte.
ResponderEliminar¡Felices Fiestas!
Ante situaciones como éstas, uno se consuela un tanto de su circunstancia de funcionario empobrecido.
ResponderEliminarFelices Pascuas, amigo del Retablo.
Cantando no suenan las tripas y se olvidan las penas. Y cantar y festejar con hambre, y pan-pan-pan en el estribillo, en vez de liarse a palos con la municipalidad, me parece el colmo del señorío.
ResponderEliminarFeliz Navidad, señor del Retablo, y que el año que viene le sigamos disfrutando. Si además hay pan y alguna cosa dentro, pues mejor todavía.
E incluso Carpanta soñaba con manjares de mayor empaque. Sí, es verdad, da hambre imaginar años seises pidiendo pan en el mal abastecido año de 1750.
ResponderEliminarFelices Pascuas, señor de Chimista.
Me uno a sus votos doña Mari-Pi-R.
ResponderEliminarFelices Pascuas.
Estas situaciones han sido muy propias de los tiempos pasados. Las malas cosechas eran fatales y el desconsuelo de los estómagos era general.
ResponderEliminarFelices Pascuas, don Cayetano.
Digo yo que irían los seises, tras los maitines, atronando las calles con el estribillo.
ResponderEliminarFelices Pascuas, señora de Ars Vitae.
El buen humor no puede faltar ni en las más apuradas situaciones. Hasta los de la Tabla Redonda, en su severidad, estarían de acuerdo en esta gran verdad.
ResponderEliminarFelices Pascuas, señor de Dissortat.
Es un buen villancico de crisis. Bueno, ellos llevaban más de siglo y medio de crisis. Con todo, las cosas mejoraron en la segunda mitad del XVIII. Esperemos que así sea y en plazo más breve.
ResponderEliminarFelices Pascuas, don José Miguel.
Feliz Navidad, señora CB. Muchas gracias por sus palabras y que también, si Dios quiere, podamos leer sus escritos y descubrir tantos autores en Sol y Escudo. Y que no nos falte el desenfado de los seises del siglo XVIII.
ResponderEliminarSe me vienen a la mente las hambres que pasaba el Lazarilo y no me extraña que soaran con molletes, panes y panecillos, roscas y roscones. Un original villancico lleno de esperanza y sueños de mejorar que deberíamos aprende rpara cantar en una noche en la que mucha gente soñará con una casa perdida, un juguete no regalado o un trabajo que nunca llega.
ResponderEliminarUn saludo y felices fiestas
Aunque sé que llego un poco tarde a su entrada-felicitación (estoy estos días por circunstancias familiares con una presencia muy irregular en el tiempo), no quiero dejar de hacer acto de presencia en su blog y desear que disfrute de unas Felices Fiestas y siga haciéndonos disfrutar a los demás con sus excelentes artículos.
ResponderEliminarUn saludo muy cordial y muchas felicidades.
Muy sensatas palabras son las suyas, doña Carmen. Saldremos de este aprieto como ya hicieron nuestros más lejanos, y otros no tan lejanos,abuelos. Ánimo, resolución y sentido del humor.
ResponderEliminarFelices Pascuas.
Muchas gracias señor de la Terraza. Ya sabe usted lo que aprecio
ResponderEliminary agradezco sus palabras y sus escritos.
Felices Pascuas.