A BUSCAR LA UMBRÍA
Conveniente es parar la tarea. Son días para buscar la umbría, para guarecerse bajo la sombra de un chaparro, requerir la penumbra de un zaguán y añorar el retiro sosegado. Y en las noches estivales buscar en el cielo a Vega, al Delfín y a Antares. Como si fuésemos antiguos de verdad. Jornadas vendrán, si está de Dios, para seguir con nuestras notas sobre arrieros, curas barrocos, cazadores, soldados viejos, toreros, almas en pena, pastores y caballeros. También ellos, si podían, dejaban cada cosa para su tiempo. Además creo que son historias más propias del otoño y del invierno. Aunque, eso sí, no esperaremos tanto para escribir y reanudar la tertulia. Días vendrán, también, para aprender, como es notorio, con los valiosos y eruditos comentarios de tan claros y generosos lectores.
Que te sea fresca, no viene mal parar uno sus actividades,
ResponderEliminarSaludos.
Pues no puede usted estar más en lo cierto. A punto está el firmamento de ofrecernos el espectáculo de las lágrimas de San Lorenzo. No hay más que buscar un campo obscuro de esos que transitaban arrieros, cazadores, o guardias de los caminos de los que usted nos habla tanto y tan bien y mirar con los ojos bien abierto.
ResponderEliminarQué disfrute de su descanso.
Un saludo.
Qué apropiado para el espíritu y el cuerpo, recibir el tiempo caluroso en la sombra de día y contemplando el cielo de noche.
ResponderEliminarSaludos
Cuídaos de los rayos traidores de Febo, guareceos bajo la sombra de la floresta y regalad la vista con el mar o la montaña que mientras tanto, vuestros fieles lectores, aguardaremos con ansia de premura vuestro regreso.
ResponderEliminarVuestra amiga afectísima que besa su mano.
Agradezco sus palabras. Y sus siempre gratos y acertados comentarios. Hasta la vista don Eduardo.
ResponderEliminarEs el cielo que veían los antiguos, aunque dicen los astrónomos que el firmamento cambia con el tiempo. Impresiona leer a los griegos y a los romanos y ver que citan las mismos astros.
ResponderEliminarMuchas gracias señor de la Terraza por sus palabras y por todos los comentarios que, ten generosamente, ha escrito durante este curso en este blog. Y, por supuesto, por sus escritos de los que tanto aprendemos.
Saludos.
Creo yo,doña Amaltea, que ver el cielo en verano es como contemplar el fuego en invierno. Es afición atávica.
ResponderEliminarMis saludos y muchas gracias por sus valiosos escritos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAsí pasaré el estío entre amenos sotos, el rumor de las esquilas y los prudentes zumbidos de las abejas laboriosas.
ResponderEliminarQuedo muy obligado a Vª Sª. y haga extensivos mis parabienes a la noble villa de Béjar.