CABEZA DE MARTILLO
El 9 de febrero de 1825, en la Villa y Corte, se notificó la sentencia de muerte en la horca a Alfonso Morcillo alias Mincheta, confeso y convicto del robo de una diligencia y otros delitos en despoblado en compañía de su hermano, conocido como Cabeza de Martillo, Polinario de Revuelto y el ya fallecido Perico El murciano. Cometían sus tropelías en Despeñaperros. La ejecución tendría lugar al día siguiente en la Plaza de la Cebada a las doce del mediodía. No es aventurado pensar que el llamado Cabeza de Martillo era hombre incorregible y que su notoria testarudez sería legendaria en toda Sierra Morena
Diario de Madrid, miércoles 9 de febrero de 1825.
Diario de Madrid, miércoles 9 de febrero de 1825.
No me negará que sólo el nombre ya es para aterrorizarse. Un saludo.
ResponderEliminarCon ese apodo, o tenía la cabeza deforme o la utilizaba como arma contundente pegando cabezazos.
ResponderEliminarPor el lugar de ejecución en la plaza de la Cebada pasaron criminales y gente que no se merecía ese final.
Un saludo.
Estoy convencido del carácter temible de "Cabeza de Hierro". Y de su poco conocimiento.
ResponderEliminarMis saludos señor de la Terraza.
También es posible que se diese un testarazo de antología, o que le atizasen en alguna reyerta un estacazo, sin que tuviesen ambos percances mayores consecuencias.
ResponderEliminarY así es respecto a tan triste lugar.
Mis saludos don Cayetano.
Realmente solo pensar en los caminos de antes, entre fieras y bandidos... Saludos
ResponderEliminarNada más que por obligación se ponía la gente en camino.
ResponderEliminarMis saludos doña Aurora.
La circunstancia de despoblado, cuadrilla y nocturnidad, eran agravantes hasta hace no muchos años.
ResponderEliminarAún quedan en algunas plazas de pueblo el rollo o picota, con el que se ejecutaban las penas de los malhechores como el que hoy nos relata. Estremece imaginar tanto los crímenes de cabeza de martillo, como la pena en plaza pública.
Saludos.
Se gastan unos nombres que ya de por sí dan idea de como serían, como para encontrárselos en un descampado.
ResponderEliminarUn saludo.
Eran tipos muy peligrosos sin duda alguna. Y el campo,lejos de ser un remanso de paz, lugar de riesgos gravísimos.
ResponderEliminarMis saludos doña Amaltea.
Cabeza de Martillo no debía destacar por su carácter apacible y ni por su sentido del civismo. No nos quepa la menor duda.
ResponderEliminarSaludos señor de Valverde.