LA ANCHA PIEDRA DEL HONOR
En 1822 K. H. Digby escribió The Broad Stone of Honour, subtitulado "El verdadero sentido y práctica de la Caballería" y, en sus primeras ediciones, "Reglas para los caballeros de Inglaterra". Era una decidida defensa del código ético caballeresco en pleno siglo XIX. Ahí está el ideal del gentleman. A estas cuestiones ya les daba vueltas Alonso Quijano en sus largas tardes de verano o, sentado en la solana, en el otoño manchego. Si hubiese sido menos apasionado habría escrito una obra así, un útil manual que todavía leeríamos con unción sus devotos. En situaciones de incertidumbre y tribulación habríamos acudido a los consejos del hidalgo. Hasta me imagino el formato de este libro nunca escrito, manejable como un Kempis o un Enchiridion, adecuado para leerlo en el campo, donde podríamos recurrir a unas flores de espliego como separador, en la consulta del dentista o en los más diversos lances para, bien aleccionados, conducirnos como es debido. No pudo ser. Fiel a su circunstancia histórica de español nacido en el siglo XVI, Alonso Quijano, sin asiento ni paciencia, transfigurado ya en Don Quijote, se lanzó a los caminos. Dios no pide imposibles.
Y es que don Quijote, además de caballero andante, era un filósofo.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde luego sus pensamientos eran profundos.
EliminarSaludos don Cayetano.
No estaría nada mal en estos tiempos revueltos, echar mano de los consejos de Alonso de Quijano, al menos algunas risas sacaríamos en claro.
ResponderEliminarPues imagínese si ese mítico personaje hubiera escrito un libro... no sé cómo imaginarlo, si en tono cómico, filosófico... con lo complejo de su personalidad, cualquier cosa podría pasar.
ResponderEliminarUn saludo!!
Al español, y don Miguel lo era, le va mucho más la parodia, el sentido del humor, lejos de la rigidez británica.
ResponderEliminarUn saludo.
Y sin duda enseñanzas provechosas.
ResponderEliminarSaludos doña Amaltea.
Sería el libro de cabecera de toda la caballería andante de nuestros tiempos.
ResponderEliminarSaludos doña Coral.
Podríamos cambiar impresiones al respecto. Rigidez no le faltaba al Hidalgo del tiempo del Quijote. Y humor tampoco al inglés. Interesante opinión la suya señor de la Terraza.
ResponderEliminarSaludos.
Es cuestión de tomar papel y lápiz, seguro que del Quijote se pueden extraer muchas lecciones para comportarse como un perfecto caballero.
ResponderEliminarUn saludo.
No hubiese eastado nada mal, auqnue hubiera muerto más pobre que las ratas, como su querido creador.
ResponderEliminarSaludos
Me quedo con don Quijote cabalgando por la Mancha, deshaciendo entuertos y reparando injusticias y haciéndonos pensar a los demás. Le tengo cariño al caballero de la triste figura.
ResponderEliminarUn saludo.
Entre escribir y hacer, don Quijote no dudó. Estaba vivo. Quizá más que Cervantes, quizá más que nosotros.
ResponderEliminarSaludos.
Tiene usted toda la razón. Y es muy aconsejable la lectura del Quijote como espejo de caballeros.
ResponderEliminarMis saludos don Eduardo.
Como usted bien sabe,la pobreza no era incompatible con la hidalguía aunque ésta no era, como algunos piensan, sinónimo de aquélla.
ResponderEliminarMis saludos doña Carmen.
Y yo señor de Valverde. Reverencio a Don Quijote por su caballerosidad y por su bondad. Falta nos hace que vuelva a ir por esos caminos.
ResponderEliminarMis saludos.
Verdades como puños dice usted doña Olga. Pero no están reñidas las armas y las letras como bien sabía don Miguel, combatiente en Lepanto, y Alonso Quijano,aventurero en La Mancha.
ResponderEliminarMis saludos.