PERROS RABIOSOS DEL SIGLO XVIII
Días atrás, en el siempre esclarecido blog En Compostela, se trataba sobre saludadores. Se daba además cumplida cuenta del mal trago padecido por el padre Jerónimo Gracián cuando fue atacado por perros en Olivenza. Me hizo recordar este lance lo escrito por don Gregorio Arias González, cirujano de la Real Armada, en un tratado de mediados del siglo XVIII, donde describía los padecimientos de dos personas que fueron atacadas por perros rabiosos. Al parecer no contrajeron la rabia pero el miedo que pasaron no lo olvidaron en mucho tiempo y tuvo consecuencias traumáticas. En un caso una mujer al beber de una alcarraza vio reflejada en el agua la espantosa imagen del perro rabioso que, nada menos que veinte años antes, la había atacado. Cuando decidió recurrir al cirujano, a los tres días del suceso, presentaba rasgos de hidrofobia y pudo explicar,descompuesta, lo sucedido "con dislocadas e inconsiguientes razones". Tres días hacía también que no bebía agua. En el segundo caso se menciona al criado de un marqués de Sevilla que acudió a nuestro cirujano a causa del dolor producido por una mordedura ya antigua. La lesión, al parecer, estaba ya más que curada pero el criado malvivía con el recuerdo "con casi perpetuidad del perro, del modo y furia como le embistió y mordió; que no hablaba de otra cosa, ni ninguna conversación le divertía la especie, ni le alegraba cosa alguna, aunque fuera jocosa". En ambos casos tuvo don Gregorio, "con razones de desengaño", que demostrar a sus pacientes que todo procedía del amargo trance padecido, que era cosa del ánimo y no de heridas reabiertas o de perros aparecidos en alcarrazas. Tuvo capacidad de persuasión con los dos pacientes y, en particular, el criado del título de Castilla, "quedó sin el dicho dolor y restituido a alegre, pacífica y racional quietud".
Los dos sucesos están tomados de la obra del citado cirujano: Opusculo historial anathomico, physico-mechanico, chirurgico, práctico de heridas peligrosas, con modo breve de curarlas (1750)
Los dos sucesos están tomados de la obra del citado cirujano: Opusculo historial anathomico, physico-mechanico, chirurgico, práctico de heridas peligrosas, con modo breve de curarlas (1750)
"Un perro cenizo, con un lucero en la frente irrumpió en los vericuetos del mercado el primer domingo de diciembre, revolcó mesas de fritangas, desbarató tenderetes de indios y toldos de lotería, y de paso mordió a cuatro personas que se le atravesaron en el camino..."
ResponderEliminarAsí empieza, contándonos este caso de un perro rabioso que dará lugar a toda la trama "Del amor y otros demonios", del grandioso colombiano Gabriel García Márquez.
Un saludo y como siempre encantado de leerte.
Nuestro cirujano naval podría haber glosado con buena fortuna el suceso.
ResponderEliminarY es un honor que sea usted lector y comentarista de este cuaderno.
Saludos.
Las víctimas hubieran necesitado atención psicológica para superar la traumática experiencia. Pero claro, no eran tiempos en los que se pudiera recurrir a tales cosas.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
El cirujano en cuestión usó mejor la persuasión que el bisturí o lo que usase entonces.
ResponderEliminarUn saludo.
Así que don Gregorio sabía, de manera intuitiva, las técnicas de persuasión que ayudan a desvanecer los fantasmas nacido de una mala experiencia. Un psicólogo avant la lettre.
ResponderEliminarCuando alguien es atacado por un perro, sea o no rabioso, no lo olvida jamás.
ResponderEliminarSaludos
Eso es lo que hacía el ilustre e ilustrado cirujano como buenamente podía. A su manera era un precursor de la asistencia psicológica.
ResponderEliminarSaludos.
Igual creo yo señor de Valverde. Mucho debió de haber visto en su condición de cirujano de la Armada.
ResponderEliminarSaludos.
Lo mismo creo doña Amaltea. Tenía ojo clínico y sentido común.
ResponderEliminarSaludos.
Debieron de ser experiencias de espanto. Y al recordar a los perros con espumarajos se horrorizarían del mal trago.
ResponderEliminarSaludos doña Carmen.
Algo más que persuasión precisaba la señora del primer caso. Eso de ver reflejada la imagen de su perruno agresor veinte años atrás parece caso crónico de perturbación.
ResponderEliminarSaludos.
Hola,
ResponderEliminarSi sois apasionados y/o aficionados a la historia tal vez os interese conocer Breve Historia y su página en facebook. Interesante punto de encuentro donde nos hablan de todas sus novedades.
Un saludo,
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Sí que parece un tanto desmesurado. Debió de pasar un malísimo rato.
ResponderEliminarSaludos señor DLT.
Pues gracias doña Belén.
ResponderEliminarSaludos.