En 1588, el año de la Invencible, Juan Pérez de Aranda fundó un patronato en la Santa Capilla de San Andrés de Jaén. Dejó a la Institución un molino de aceite, unas tiendas y unas casas en la calle San Clemente y otras más cerca de la sacristía de la Iglesia Mayor. Con el remanente de lo que pudiesen rentar y una vez pagados los gastos inexcusables, se debían comprar tantos mantos como fuese posible para viudas, doncellas de hábito honesto y, desde 1632, parientas del fundador que cumpliesen tales condiciones. La tarea de seleccionar y escrutar a las opositoras o posibles beneficiarias correspondía a la Junta de Gobierno de la Santa Capilla que debía llevar adelante tal misión con discreción y “sin nota de escándalo”. Después se efectuaba el correspondiente sorteo -cada año en una parroquia distinta- del que estaban exentas las emparentadas con el fundador del patronato. Los mantos se otorgaban y distribuían entre san Andrés y Pascua de Navidad. El proceso de elección y sorteo, no exen...