LA EMPRESA DEL SEÑOR DE BEAUMONT
Isabel, reina de Inglaterra, era hija de Felipe el Hermoso de Francia. Vivió en la primera mitad del siglo XIV. Mal casada con Eduardo II, se le hizo la vida tan insufrible en las Islas, por ingratitudes y celadas, que decidió retornar a Francia en busca de amparo. Fue muy bien recibida y agasajada por su hermano el rey Carlos Capeto pero, pasado el tiempo, razones de Estado y mezquindades cortesanas le hicieron ver que debía buscar otro cobijo. Siempre ha sido así con los reyes desterrados y caídos en desgracia. Mucho le quedaba por penar y padecer a tan gentil reina. Hubo de recurrir, entonces, a quien con más generosidad y valor estuviese dispuesto a hacer valer su derecho. Encontró una espada a su servicio en Jean de Hainaut, señor de Beaumont, hermano del conde de Hainaut, que le dijo: “ciertamente señora, ved aquí a vuestros caballeros que os seguirán hasta la muerte aunque todo el mundo os falle. Haré todo lo que pueda para acompañaros a vos y a vuestro hijo a Inglat...