EL VIAJE ALEMÁN DEL CONDE DE LAS ALMENAS
La vida en el balneario de Spa era elegante pero un poco monótona. Muchos aristócratas españoles pasaban allí la temporada estival. A veces, según un cronista de la época, la alameda de Sept-heures parecía El Retiro o la Casa de Campo. Transcurrían sus días entre excursiones campestres -con meriendas muy bien servidas- bailes, conciertos en el Casino y funciones de teatro. Al parecer, la prohibición de la ruleta, si bien salvó a muchos de la ruina, trajo consigo cierto decaimiento en la estación termal. Con o sin ruleta, imaginamos al conde de las Almenas un poco harto de la vida de balneario. Su carácter inquieto y curioso se ahogaba entre las aguas medicinales y las de aquel lluvioso verano de 1880. Para romper con el tedio, decidió viajar por Austria y Alemania. En Berlín lo esperaba el conde de Benomar, embajador de España. Pocos podían introducirlo mejor entre las elites prusianas. El 18 de agosto escribía desde allí una carta a La Época * en la que Almenas manifestaba sin re...