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Mostrando entradas de marzo, 2016

CÁNOVAS Y LOS ÁRBOLES

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Eugenio Noel en su tremendista Pan y toros (1913) describe una España en la que los mozos, desaforados y bárbaros, destrozaban los árboles para alardear de su fuerza. El supuesto odio de los labradores y pastores al árbol fue uno de los muchos tópicos difundidos por regeneracionistas y noventayochistas. No negaremos que podía existir un fondo real, todo lo exagerado que se quiera por escritores y publicistas, en esta actitud. El bosque se ha considerado, durante siglos, improductivo y los bajos rendimientos de la tierra se trataban de compensar con un aumento de las roturaciones en perjuicio de la riqueza forestal. También pesaba la tradición ganadera, trashumante y extensiva, poco amiga entonces de los bosques cerrados. Sin embargo, el paisaje de finales del XIX, por fuerza tenía que mostrar los efectos de una desforestación que, si bien venía de antiguo, se acrecentó con unos procesos desamortizadores  prolongados hasta la década de 1890. Entre 1860 y 1890 se subastaron más de...

LA ROCHEFOUCAULD, CORBIE Y UN MAL RATO PARA EL CONDE DUQUE

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FUENTE: BNE (CC) A mediados de agosto de 1636 los españoles entraron en Corbie. Buena jornada fue aquella pues, tomada la plaza, los veteranos del Cardenal Infante sólo tenían que recorrer ochenta kilómetros, con las picas al hombro, para entrar en París. Allí, mientras, había representaciones de El Cid de Corneille. Lo español tenía mucho peso en aquellos años. Poco duró el júbilo por la victoria pues los franceses, que eran buenos soldados también, se rehicieron y recuperaron Corbie el 14 de noviembre. Pasó muy mal rato el Conde Duque cuando se enteró de tan aciaga noticia. Dirá después: "sólo deseaba acostarme y morir". En la reconquista de Corbie estuvo el duque de la Rochefoucauld. Era muy gran señor, elegante a más no poder y desengañado. Don Francisco Giménez Gracia, en un memorable artículo  sobre los entronques de la Casa de La Rochefoucauld con el hada Melusina, afirma, con tanta razón como elegancia, que perdió todas las batallas más nobles del Gran Siècle.  ...

EL ÚLTIMO TRAGO DE DON ÁLVARO DE LUNA

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Pasó la noche en vela don Álvaro , acompañado de frailes, y se puso en paz con Dios. Al religioso que lo confesó "rogó con mucha aficción [...] que non le dexasse nin se partiesse del fasta el passo de la muerte"*. Hizo testamento y se arrepintió de sus malas acciones. Al clarear, en esa mañana de junio de 1453, se compuso, afeitó y lavó su cara. Oyó misa, recibió la comunión y, después, le trajeron un plato de guindas, del que tomó algunas, pan y una taza de vino puro. Después lo condujeron a la Plaza Mayor de Valladolid, frente al convento de San Francisco. Allí estaba el patíbulo. Tenía éste un suelo de tablas que, para adecentarlo, lo cubrieron con una alfombra. También compusieron allí un altar y fijaron un palo con un garabato de hierro. Llegó don Álvaro con una comitiva de frailes y gente armada, montado sobre una mula enjaezada de luto " con aquel gesto, é con aquel semblante, é con aquel sosiego que solía cabalgar los passados tiempos de su leda e risueña f...