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Mostrando entradas de septiembre, 2015

DEL CALABOZO AL RUEDO

En 1817, el marqués de Las Hormazas, Hermano Mayor de los Reales Hospitales de Madrid, solicitaba a la Sala de Alcaldes que permitiese salir de la cárcel a Mariano Martínez  Picharrache , reputado banderillero, para su participación en unos festejos organizados por tan beneméritos establecimientos. Desconozco la causa por la que Picharrache estaba encarcelado aunque sospecho que era por algún ruido, como se decía entonces, o pelea. Cuando uno se llama así, la verdad, la suerte está echada. Se justificaba la petición por el beneficio general que supondría "conciliar la diversión de este público en la permisión de la salida de la Cárcel [...] y con la menor ofensa de la parte agraviada". También resultaban favorecidas, naturalmente, las arcas de los hospitales de la Villa y Corte. Por supuesto, el Marqués garantizaba que, " después de concluido su exercicio en esta noche", Picharrache volvería a la sombra conducido por un criado suyo que, sin la menor duda, debía de ...

TRATAMIENTOS Y CORTESÍAS

En los tiempos antiguos -y entiendo por tales a los anteriores al siglo XX-  se hablaba de tú a los niños y a aquellas personas con las que se mantenía una gran familiaridad. A nadie más. El vos se reservaba para los criados e individuos de poco rango y de escalera abajo. No se utilizaba nunca con personas principales, de lustre o con aspiraciones a serlo. En el Tesoro de la Lengua Castellana de Sebastián de Covarrubias (1611) se afirma que el vos "no todas vezes es bien recebido, con ser en Latín termino honesto y común a todos". El Diccionario de Autoridades (1739) es claro al respecto: "se usa assimismo como tratamiento que dán los superiores à los inferiores".  Poco habían cambiado las costumbres al respecto. Un desliz en estas cuestiones tenía siempre consecuencias fatales y podía dar lugar a disgustos,quimeras y pesadumbres muy difíciles de reparar. Por la ligereza de un vos a destiempo se descompusieron los gestos, se demudaron los semblantes, las miradas ...

DEL MARQUÉS DE LOS VÉLEZ

Los tres Vélez  fue el último libro escrito por Gregorio Marañón . Esta obra melancólica, solemne y, me atrevería a afirmar, desengañada estudia tres generaciones de la Casa de Vélez. Fueron estos Fajardo señores de mucho mando en el Reino de Murcia desde los años bajomedievales, cuando en España se mataban unos a otros sin faltar a la cortesía y había tragedias que espantarían al mismo Shakespeare. En el libro, don Gregorio, que se sabía ya cercano a la tumba, trata con especial dedicación la personalidad de don Luis Fajardo, II marqués de los Vélez. Fue hijo de don Pedro Fajardo y de doña Mencía de la Cueva y Toledo, nieto, por tanto, de los duques de Alburquerque . No le faltaban antepasados esclarecidos, desde luego. Don Luis Fajardo, nacido hacia 1508 y hombre de guerra, sirvió a Carlos V y a Felipe II. En su juventud se jugó la vida, a cuerpo gentil, frente a los piratas berberiscos que, aún siendo gente de cuidado, le cogieron miedo pues lo conocían como "El ...

ESTUDIANTES ALBOROTADOS EN 1896

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En el invierno de 1896 un grupo de estudiantes de Madrid convocó una manifestación en protesta contra la injerencia norteamericana en la guerra de Cuba. Los organizadores visitaron distintas redacciones de periódicos y difundieron una "alocución-aviso" en la que se decía:  "Compañeros ante el incomprensible acto del pueblo norteamericano reconociendo la beligerancia en   favor de los bandidos que contra la Madre Patria pelean en Cuba, os convocamos para realizar una solemne protesta, mañana domingo, a las dos y media de la tarde, en la Universidad Central."   El ministro de la Gobernación que no dudó en prohibir tales protestas y mandó fuerzas policiales  a los alrededores de la Universidad. Prefería que los estudiantes se dedicasen a estudiar o, al menos, a jugar al billar.  Acababa febrero y la exaltación era notoria: "en cafés, teatros y centros de reunión no se hablaba de otra cosa" que de las provocaciones estadounidenses y en algunos locales s...

COMULGAR EN EL SIGLO XVII

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En las Constituciones Sinodales del Obispado de Jaén, mandadas aprobar y redactar en 1624 por el cardenal y obispo de Jaén don Bartolomé de Moscoso y Sandoval, se recogen algunas disposiciones, creo que interesantes, relacionadas con la comunión. Aportan una valiosa información sobre religiosidad, hábitos y mentalidades vigentes en la España del siglo XVII*. En dichas constituciones se expresa una evidente intención de limitar, en los oficios religiosos, toda manifestación de pompa y vanidad particulares por parte de los fieles.  Así, para recibir dignamente los Sacramentos, "y en especial el sacrosanto de la Eucharistía, es de gran importancia humillarse profundamente en el acatamiento de Dios, no solo interior, sino también relacionado con el vestido y en toda suerte de ornato". Se ordenaba, de manera muy explícita, que "ninguna persona para comulgar o confesar lleve almohada en que hincarse de rodillas, no tenga guantes , ni espada " y si -una vez amonestad...