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Mostrando entradas de diciembre, 2013

LA DEVOCIÓN Y LA CORTESÍA

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Cerramos el año con una historia de grandeza y desdén. Sor Margarita de la Cruz era hija del emperador Maximiliano I y de Margarita de Austria. Ingresó en el Monasterio de las Descalzas Reales -a los 18 años- el 25 de enero de 1584, profesó el 25 de marzo de 1585 y murió el cinco de julio de 1633. En su personalidad se unen la brillantez de la Casa de Habsburgo y el desprecio hacia el mundo. A pesar del paso de los siglos no dejan de sorprendernos estos personajes que, pudiéndolo tener todo, decidían apartarse de todo -salvo de Dios- entre los muros de un monasterio. La ejemplaridad de la vida y la muerte de sor Margarita servía a la Monarquía tanto como las compañías que se batían en los campos de Europa. Don Francisco de Quevedo le dedicó, con motivo de su muerte, un soneto que Pablo Jauralde Pou considera deslumbrante: " ¡Oh cuán cesáreas venas, cuán sagradas/ frentes se coronaron con tu velo!/ Y espléndido el sayal venció en el suelo / púrpura tiria y minas de oro hilada...

LA NAVIDAD DE 1750 Y EL TRIGO DEL MAR

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El año pasado publicamos en Retablo de la Vida Antigua unas líneas sobre   los villancicos   compuestos por don Juan Manuel de la Puente para los seises de la Catedral de Jaén en 1750. Se cantaron en los maitines del día de Navidad de dicho año. Eran tiempos calamitosos pero no faltó, en esa mañana navideña, el sentido del humor, a pesar del mal gobierno de las tripas y de las parcas cenas de la víspera. Como recordarán mis minoritarios y selectos lectores, los cantores soñaban con panecillos y hogazas, al tiempo que hacían una abierta declaración, sin melindre alguno, del hambre que tenían.  Dentro de la más festiva tradición católica, alternaron en los maitines lo sacro y lo temporal, lo espiritual y lo mundano, la tradición piadosa y la preocupación por los males del Reino.También, y es lo que vamos a tratar en esta ocasión, se lamentaban los seises de la mala calidad del cereal que, en situaciones de extrema necesidad, se mandaba traer de Sicilia, del norte de...

NORMAS BÁSICAS DE CORTESÍA Y BUENA CRIANZA

El Padre Santiago Delgado de Jesús y María, escolapio, en su Catecismo de Urbanidad (1817), daba unas sencillas orientaciones sobre la manera adecuada de saludar a Grandes de España, títulos del Reino y otras personas principales. En primer lugar, era obligado permanecer de pie, con los talones juntos y las puntas separadas, "con inclinación noble del cuerpo, y no de la cabeza". Después,  los ojos y el semblante debían expresar conformidad y complacencia, salvo en situaciones de dolor y pésames.  En términos generales, eran muy valiosos los siguientes consejos: nada de mirar con descaro, de arriba a abajo o a los ojos del interlocutor. La distancia se mantendría lo suficiente para no ofender al personaje en cuestión "con el aliento, o saliva". El sombrero se sostendría "con un ala por debajo del brazo, copa arriba y el pico delantero pegado al pecho con cierto ayre ". Nada de jugar con pies y brazos, con el vestido, o de hacer gestos vulgares. Inaceptabl...

EL MAL AÑO DE 1604

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1604 fue un año de esterilidades por falta de aguas. No llovió en el Obispado de Jaén hasta el mes de marzo de manera que se sembró poco y tarde. Apenas hubo cosecha y el precio de una fanega de trigo llegó a los ochenta reales. El obispo don Sancho Dávila hizo traer de fuera hasta 8.000 fanegas "con harto empeño suyo para el sustento de los pobres, repartiendo por sus manos el pan a todos los que a su puerta llegaban, y embiando grandes socorros a personas honradas, y vergonçantes , que no avian de acudir a ella a pedir limosna". Tengo por seguro que estos pobres vergonzantes -hidalgos sin blanca, viudas y doncellas de linajes esclarecidos- recibían la limosna como si fuesen ellos los que otorgaban el favor. Así eran y Dios no pide imposibles. También daba pan a los pobres una hidalga muy limosnera de Villanueva de Andújar llamada doña María Notario de Lara. Además, erigió, a su costa y en su pueblo, una casa para fundar allí  un convento de religiosas de la Inmaculada Co...

NAVAS

Escribe Mariano Benavente y Barreda en su Grandeza y Miseria de la caza mayor en España (1994) que una nava es una llanura elevada y   yerma, rodeada de montañas y cerros. También se entiende por nava la tierra baja y llana. Según el citado autor la nava corresponde, con mayor frecuencia, al terreno llano entre montañas, y afirma que es término "de gran solera hispana, de origen sin duda prerrománico y que constituye el primer elemento de muchos topónimos que se refieren a fincas serranas: Navalcaballo, Navalcardo, Navalasno, Navalaborrica, Navamartina, Navalayegua". Por otra parte, el navero es el que vive en las navas o en pastos a poca altitud. Afirma Benavente y Barreda que es nombre dado, no sin cierto matiz despectivo, a esta gente por aquéllos que viven en serranías más arriscadas y cerradas.