LA ÉPICA SOLEDAD DEL JABALÍ
“La braveza o bravura del jabalí es proverbial y épica, pues que épica Homero nos lo describe destrozando los sembrados, asolándolos cuando irrumpe en ellos de las brañas de su guarida montesa y es también proverbial y también épica su singularidad, el hecho de que obre solo y solitario, señero.”
(Miguel de Unamuno, Definición del jabalí, en La enormidad de España. La imagen: BNE, CC.)
Si es verdad una extraordinaria singularidad, valiente y épico el jabalí , al contrario que las hienas... Como todos para uno y quien sabe si Uno para todos. Saludos Cordiales Señor Aponte.
ResponderEliminarEl jabalí, como usted bien indica, tiene una naturaleza distinta a las hienas, de de otra pasta.
EliminarMil gracias, Lector o lectora Anónimo.
Pues sí D. Miguel de Unamuno llevaba toda la razón con ese título " La Enormidad de España", sólo con ver todos los edificios históricos que tiene el país sobran palabras y ellos lo dicen todo ( los edificios).
ResponderEliminarEl título del libro de Unamuno es imponente como esa España que tanto le dolía.
EliminarMuchas gracias, Anónimo.
Dicen los viejos de San Juan, los tres que quedan, que los puercos jabalíes buscan mamar de la mujer preñada; pero no como el lagarto, que lo hace por embajada del demonio, sino porque es malo de por sí.
ResponderEliminarLejos, muy lejos, en la taiga escandinava, hay una casa de madera en el corazón del bosque donde una enorme piel de jabalí cubre el suelo ante un banco corrido que domina el comedor. Dice quien lo mató que lo mató por mamón, porque despiezar la flaca huertecilla de rábanos y remolachas ya estaba mal; arramblar con la cocina en invierno y resumir la despensa en montones de comida masticada a medias, peor; pero que lo de chuparle los pechos a su ahijada no tenía perdón de Dios.
Cuando veo al puerco ibérico, orgulloso de su cuero hirsuto, de su gruñido montaraz, de su cerdeo tan garboso, ser tratado como mascota infantil, como muñequita indefensa, como criatura de derecho e incapaz, minusválida, que mejor hará en llamar a las puertas del Estado para que le vierta cariño & protectora subvención, me acuerdo de aquellos cerdos sanjuaneros o escandinavos, y de la digna muerte que tuvieron.
Con afecto,
José Antonio Martínez Climent
Eso de ir a las casas a cometer excesos tiene un límite, desde luego. También se decía que había culebras aficionadas a mamar, aprovechando el sueño de madres y amas de cría. Estas historias recuerdan los mitos y sucesos de griegos y romanos.
EliminarCon mi más sincera consideración,
Ángel Aponte Marín.