EL CAPITÁN VERDUGO, LA CERVEZA Y LOS PELIGROS DEL AGUA

Francisco Verdugo sirvió a Felipe II durante muchos años. Sentó plaza de soldado en 1557, cuando la guerra con Francia, nada menos que en San Quintín, demostró coraje y dotes para la vida castrense. Le dieron, entonces, una ventaja de ocho escudos. Desde unos orígenes oscuros, a fuerza de trabajos y peligros, llegó a mucho. Desde 1581, durante catorce años, estuvo en su puesto como gobernador y capitán general de la provincia de Frisia. Dicen que fue el más duro, cínico, frío y desilusionado capitán español del siglo XVI. Y bueno como el que más en lo suyo, añadiríamos nosotros. Decía, con escarmentado realismo, que "al fin las victorias vienen de Dios y él las da a quien es servido, pero también es necesario que los hombres se ayuden y provean de su parte sin dexar cosas a la ventura". Su mando en Frisia le ocasionó muchos desvelos y desengaños: "ha sido gran desgracia mía haber empleado catorce años, los mejores de mi vida, tratando con la gente que en este discurso he significado". Sin sustancia para las pagas de los soldados, con grandes aprietos para alojar y alimentar a las compañías, lo acusaron de administrar mal la bolsa del Rey. Pero dejemos, en esta ocasión, la guerra y la política. Mencionamos a Francisco Verdugo por una observación que recogió en su Comentario de la guerra de Frisia:

"Estas tropas que yo inviaba mataban mucho de ellos, y era lástima de ver a los gascones, que por no ser acostumbrados a beber cerveza, bebían agua, y con ella les vino una enfermedad, que se quedaban por aquellos caminos en tropas; había entre ellos mucha nobleza y joventud [...] fue tanta la mortandad que no escaparon de veinte uno".

Estos gascones se morían por beber agua corrompida. A falta de vino, cien veces mejor la cerveza que las aguas hediondas.

Comentarios

  1. Me encanta conocer nuevos nombres de nuestra Historia. Dignas de ser noveladas.

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    1. Francisco Verdugo, desde luego, daría para grandes historias.

      Gracias, doña Consuelo.

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