domingo, 27 de septiembre de 2015

DEL CALABOZO AL RUEDO

En 1817, el marqués de Las Hormazas, Hermano Mayor de los Reales Hospitales de Madrid, solicitaba a la Sala de Alcaldes que permitiese salir de la cárcel a Mariano Martínez Picharrache, reputado banderillero, para su participación en unos festejos organizados por tan beneméritos establecimientos. Desconozco la causa por la que Picharrache estaba encarcelado aunque sospecho que era por algún ruido, como se decía entonces, o pelea. Cuando uno se llama así, la verdad, la suerte está echada. Se justificaba la petición por el beneficio general que supondría "conciliar la diversión de este público en la permisión de la salida de la Cárcel [...] y con la menor ofensa de la parte agraviada". También resultaban favorecidas, naturalmente, las arcas de los hospitales de la Villa y Corte. Por supuesto, el Marqués garantizaba que, " después de concluido su exercicio en esta noche", Picharrache volvería a la sombra conducido por un criado suyo que, sin la menor duda, debía de ser  individuo de grandes fuerzas, resolución probada y de maneras convincentes. La petición está firmada el siete de julio, fecha en la que, por la mañana y por la tarde, se lidiaron catorce toros -de Andalucía y Castilla-  procedentes de las ganaderías de don Juan Díaz Hidalgo, don José Rafael Cabrera, don Vicente Perdiguero y don Felipe Rus por Jerónimo José Cándido, José García El Platero y José Antonio Baden al frente de sus respectivas cuadrillas.  

(La petición de Hormazas en Archivo Histórico Nacional, Sala de Alcaldes, Consejos, legajo 1.408, expediente, 114.)