domingo, 28 de junio de 2015

DE UN SASTRE APUÑALADO EN 1614

El 11 de febrero de 1614 Juan Sánchez, de profesión sastre, y Alonso de Moya Ahumada, ambos vecinos de Huelma, Reino de Jaén,  tuvieron "cierta quistión y pendencia" que les costó pasar por la cárcel. La Justicia, dependiente del duque de Alburquerque como señor del lugar, los obligó a reconciliarse y quedaron "hechos amigos" bajo orden expresa de que "no se atravesaren so ciertas penas". Poco duró la concordia pues un mes después, el 10 de marzo, volvieron alcaldes y alguaciles a proceder contra Alonso de Moya Ahumada "diciendo aber quebrantado la dicha amistad del y auto de la dicha Justicia y a ver tenido quistión y pendencia con el dicho Juan Sánchez y averlo herido de una puñalada en la espalda derecha"*. Fue éste un ataque muy villano, deshonroso y a traición. Moya volvió a la cárcel y, a pesar de la puñalada, salió de ésta pronto, en menos de dos semanas, y bajo fianza. No le faltaban valedores al personaje pues el agredido decidió perdonarlo "por bien de paz y concordia y porque los fines de los pleitos son dudosos y por se quitar, a ruego de personas honradas y principales". Es posible el parentesco del autor de la agresión con el licenciado Alonso Ahumada Vallejo, letrado del concejo de Jaén y, en algún período, caballero veinticuatro de dicha ciudad. Estas puñaladas no eran novedad en Huelma donde se resolvían las diferencias por métodos directos y expeditivos. Las condiciones acordadas en el perdón eran las propias de estos casos: pago de cirujanos, de costas judiciales y oficiales, además de seis ducados por los jornales perdidos. 
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*Archivo Histórico Provincial de Jaén, legajo 6.675, folio 199, 29 de marzo de 1614, Huelma.


6 comentarios:

  1. Solucionar las cosas a puñaladas era bastante habitual en todos los reinos de aquella gran monarquía.

    Saludos.

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  2. El enchufe funciona hoy como entonces. No está de más tener un amigo o familiar en las altas esferas para salir bien parado de cualquier pendencia.
    Un saludo

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    1. En aquel tiempo, da la impresión, de que, sin estar integrado en una estructura la supervivencia era poco menos que imposible.
      Saludos, doña Carmen.

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  3. La ley dirigida por el duque de Alburquerque me parece magnífica.
    En mi cercano barrio del puerto, con sus navajazos, no sé qué tal hubiera resultado...

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  4. El Duque ya habría dispuesto algo, no lo dude.
    Mis saludos, doña Ana María.

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