jueves, 3 de julio de 2014

DINEROS DE DUENDE DE CASA

La creencia en duendes guardianes de tesoros es vieja de muchos siglos. En ocasiones los custodios de estas riquezas ocultas eran fantasmas con todos sus trebejos, bien cargados de cadenas, como aparecen en el entremés barroco titulado La burla con el tesoro, editado en Córdoba. También las guardaban hadas, enanos y otras criaturas más o menos fantásticas. Cunqueiro escribió mucho y bueno al respecto. Era creencia extendida y no siempre extravagancia de orates. En el Índice del inquisidor Rubín de Ceballos, ya de finales del XVIII, se prohibía un cuaderno que "contiene preceptos, comjuraciones y exorcismos, para descubrir y sacar los tesoros ocultos". La gente perdía el seso con estas historias. Sirve lo anterior para entender cierta carta, escrita por santa Teresa en Malagón, por febrero de 1580. Decía: "Plega a Su Majestad gane vuestra merced en esa soledad muchas riquezas eternas, que todo lo demás son como dineros de duende de casa".
       Rotunda expresión -"dineros de duende de casa"- que fuera de su aplicación a las vanidades del mundo bien podría ser prevención universal contra las fáciles riquezas de tiempos de euforia desmedida. Espejismos, al fin, de negociantes, oro de alquimia, pavesas lanzadas al viento, torres de papel, ganancia sin fuste y sin honra.

6 comentarios:

  1. Era una forma de soñar en hacerse rico como ahora con los sorteos de todo tipo.
    Saludos.

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  2. Respuestas
    1. Allí saben mucho de duendes. Con todo, no faltaron tampoco en España. Los llamaban, por ejemplo, martinillos.

      Saludos, doña Marieta.

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  3. Y la enorme atracción por los tesoros escondidos. Está en naturaleza de las cosas.

    Saludos, doña Mari-Pi-R

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  4. Estimado amigo: En los Siglos de Oro se tenía la creencia de que los duendes custodiaban los tesoros para granjear el apoyo de los ambiciosos cuando llegara el Anticristo y tuviera que luchar contra las gentes de bien. Si allguien estaba a punto de encontrarlos trasformaban estas riquezas en carbón. De ahí que la expresión "tesoro de duendes" se empleara para aludir a la riqueza que desaparecía a una velocidad vertiginosa, como por arte de birlibirloque. Los que estén más interesados en el asunto, pueden ver el capítulo del libro dedicado a los duendes en "Portentos y prodigios del Siglo de Oro". Saludos.

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  5. En el fondo "dineros de duende de casa", en la frase de santa Teresa, equivalía a humo, a nada. Vale igual para denominar una quimera como, desde un planteamiento teológico, considerar al mundo como una bagatela frente a la salvación del alma.
    Su referencia a los tesoros, relacionados, con la llegada del Anticristo, es muy interesante al igual, por supuesto, que el resto de su espléndido comentario.

    Mis saludos, don Luciano.
    Ángel Aponte Marín

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