miércoles, 19 de enero de 2011

SAN SEBASTIÁN Y LAS PESTES DE ANTAÑO

La devoción a san Sebastián está relacionada con el miedo a la peste. No es el único santo protector contra este mal pues también podemos recordar ,por su especial protección contra los contagios, a san Roque y a san Nicasio. Prueban este hecho las numerosas ermitas dedicadas a estos santos como consecuencia de votos solemnemente pronunciados. El agradecimiento por el final de una epidemia o el curarse en salud, sin ser incompatibles ambos fines, movian tales promesas.

La ciencia médica casi nada podía hacer. Pobre arbitrio era quemar hierbas aromáticas en las plazas para purificar el aire. Mejor mirar al cielo en busca de remedios divinos pues de los humanos poco se podía esperar. En el verano de 1599 llegaron a Jaén noticias de la existencia de casos de peste en Córdoba. El Cabildo municipal decidió cerrar todas las puertas de la ciudad excepto dos, la Puerta Barrera y la Puerta de Granada. Se mandó avisar a los mesones situados fuera de las murallas "que quiten las tablillas y no reciban de manera alguna huéspedes de gracia ni por dinero" hasta que se volviese a dar licencia por el gobierno municipal. Los mesoneros desobedientes recibirían doscientos azotes y serían enviados diez años a galeras. No era asunto para tomar a chacota. Casos hubo en los que se prohibió a los ermitaños dar hospedaje a viajeros. También decidieron los caballeros veinticuatro repartir un millar de sellos de cera y papel para salvoconductos. Los recibirían los labradores al salir, por las puertas citadas, camino de sus labores, y los tendrían que mostrar a la vuelta. Se advertía a los falsificadores que, de ser capturados, serían castigados con otros doscientos palos y dos años al remo.

El dato sobre las medidas tomadas en 1599 está tomado de Pedro de Jaén: "Papeles Viejos", en Senda de los Huertos, núms. 63-64. Sobre el culto a san Sebastián y otros santos protectores contra la peste en Jaén: Aponte Marín, A. y López Cordero, J.A., El miedo en Jaén, Jaén 2000.

12 comentarios:

  1. No me extraña que las medidas fueran tan severas, porque el solo nombre de la enfermedad producía pavor, en vista de la cantidad de victimas mortales que era capaz de dejar tras de sí.
    Y por mucho que avanzamos en la lucha contra las enfermedades, nuevas pestes surgen periodicamente para venir a inquietarnos y a recordarnos que seguimos a su merced.

    Feliz tarde

    Bisous

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  2. La peste no era moco de pavo. Fue uno de los principales motivos (junto a la expulsión de los moricos y las constantes reclutas para Europa) de la legendaria merma de la población castellana durante el XVII, así que más valía encomendarse al cielo.

    Un saludo.

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  3. Es muy acertado lo que escribe, Madame Minuet,pues la peste provocaba un miedo espantoso y con razón. Además todos sus temores se vieron tristemente confirmados a lo largo de todo el siglo XVII.

    Muchas gracias por su comentario. Y reciba mis saludos.

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  4. Concretamente las epidemias de la década de 1680 fueron tremendas.

    Muchas gracias, Carolus II, por su comentario.

    Un saludo.

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  5. Tan severas cautelas eran necesarias, incluso el aislamiento era buena medida para impedir el contagio, como hizo san Roque, oculto en una cueva y únicamente asistido por su perro, que le lamió las llagas hasta que sanó. Como siempre es un placer leer tus artículos. Un abrazo.

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  6. Esta peste que mencionas empezó en Vizcaya en 1597 y atravesó toda la península saliendo digamos por Valencia y Andalucía en 1602, mi pueblo se dio como contagiado en 1598.
    No sabía lo de San Sebastian, aquí tenemos una ermita a él dedicada y si había oído que sirvió como hospital de apestados pero no lo relacionaba.

    Un placer. Saludos.

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  7. Muchas gracias Desdelaterraza: el ejemplo de san Roque es perfecto. Era santo muy milagrero en la España de los siglos pasados.

    Saludos

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  8. Pues lo más seguro, don José Eduardo, es que esa ermita tenga que ver con tal epidemia. O con otra posterior pues, como usted bien sabe, hubo varias en el XVII.

    Un cordial saludo y gracias por su comentario.

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  9. No puedo añadir mucho más a lo ya comentado por el resto de amigos, efectivamente era un azote que podía hacer desaparecer poblaciones enteras. Si alguien quiere conocer más sobre el tema puede leer este artículo de Francis Brumont "La peste de 1599 en Burgos" os dejo el enlace para el pdf :
    http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=124648
    Un saludo y gracias por su entrada :-)

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  10. Muchas gracias a usted, señor de Mingo, por su referencia y su comentario.

    Reciba mis saludos.

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  11. Me ha gustado descubrir su blog, GdL, volveré por aquí para ver este retablo de la vida antigua sin la que es bastante difícil entender la moderna (bueno, y con ella también;-)

    Un saludo de su lectora.

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  12. Es para mí un honor doña Olga. Con lectores como usted esto de escribir aquí se va a convertir en un asunto muy serio.

    Muchas gracias y reciba mis saludos.

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