domingo, 10 de noviembre de 2019

ESPINOS ALBARES


Por estos pagos se les da el nombre de majoletas. Son las bayas del espino albar, de un rojo esplendoroso y heráldico, anuncio de los días cortos y pobre mercancía  de vendedores callejeros que, antaño, las llevaban en cestas de mimbre muy viejas. Sabían a campo de otoño, a fruta pasada y a dulzura de octubre. A estas alturas, ya en noviembre, deben de quedar pocas en las ramas por los vientos y las aguas. Iba yo, hace años, a ver este regalo de Dios a la cara norte de Jabalcuz, a dos leguas de mi ciudad, entre alhucemas y enebros. Kipling menciona el espino albar, en su Puck, vinculado a la vieja Inglaterra que quiso recobrar en su retorno. También era planta de la predilección de trovadores y demás espíritus poéticos y caballerescos del siglo XIII.