lunes, 21 de diciembre de 2015

PLANES PARA LA NAVIDAD DE 1825

Se podía adquirir un billete de la Real Lotería para el sorteo del 23 de diciembre. En 1825 hubo 25.000 pesos fuertes para el número 9.275. Si uno no resultaba agraciado, por éste u otros premios de menor enjundia, siempre podía acogerse a los aguinaldos, gallofas y limosnas que se repartían- con o sin jubileo de caja- por tales fechas. La Colecturía de Expolios y Vacantes, en dicho año, distribuyó 144.400 reales entre la Inclusa, los hospitales de Madrid, Zaragoza y Palencia, la Casa de Incurables, el Hospital de los Italianos, las casas de expósitos de Burgos, Teruel, Orihuela, Jaén, Toledo y Zamora, las casas de Misericordia, Zaragoza y Valencia y entre muchos pobres de solemnidad, pedigüeños  y vergonzantes. También los pacientes de la Casa de Locos de Toledo recibieron agasajos y donativos por la Navidad. Era, además, uso extendido el envío, a parientes y amigos, de tarjetas, “para dar días, y pascuas”, según consta en un anuncio. Estas felicitaciones estaban graciosamente adornadas con letras, partituras o ilustraciones de valses, muñeiras, contradanzas y otros motivos festivos. Se vendían en la librería de Hermoso, de Madrid, frente a las Covachuelas, y también en un puesto de la calle Carretas, cerca de la Imprenta Real. Los más piadosos y devotos siempre tenían la posibilidad de acudir a las puertas de las iglesias donde, en unos tenderetes, se despachaban estampas, novenas, villancicos, pastorelas y otros impresos alusivos al Nacimiento de Nuestro Señor. Para terminar, un aviso para elegantes, entonados y exquisitos: la mayor y más selecta concurrencia acudía al Paseo del Prado, en invierno, de una a tres de la tarde.