lunes, 28 de noviembre de 2022

EL LEGIONARIO Y LA NINFA

 José María Blázquez en su imprescindible y poco conocido Diccionario de las Religiones Prerromanas en España (1975) recoge la devoción existente en España hacia Conuentina o Couentina. Era una ninfa que pasaba sus días en una fuente cercana al Vallum Hadriani, en Britania y que tenía habilidades proféticas. Al parecer, se ganó el fervor de un legionario de la Legio VII Gemina Antoniniana Pia Felix que estuvo destinado allí y, de vuelta en Hispania, difundió su culto por Galicia y León donde estaba acuartelado con sus conmilitones. No es que este hombre duro se dedicase al apostolado pero, por la razón que fuese, creo yo que estaría agradecido por algunos favores o por prodigiosos avisos. Después, las creencias se hacían más o menos generales y así se extendían y arraigaban en los lugares para, después, ser olvidadas con el tiempo -que puede con todo o casi todo- o ser cristianizadas. Los soldados de la Legio VII Hispana, como también era conocida, estuvieron también en tierras de Hungría y Austria, recorrieron los Balcanes y contemplaron las aguas del Danubio y del Rhin; además, los que sirvieron bajo sus estandartes tuvieron que ver en la caída de Nerón. Trajano condujo a esta legión, con toda premura, desde el noroeste de España a Austria y causa admiración saber que estos legionarios, alimentados con pan, aceite de oliva y vino, recorrían el Imperio a paso de marcha y de la manera más natural.

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