domingo, 24 de junio de 2018

COMER COMO UN POBRE DEL 98

Lo que se aprende con la lectura de Pío Baroja: había fondas en las que se servían pucheros hechos con huesos de incierta procedencia. A los huesos se les raspaba la poca carne que conservaban y se mezclaba con tomate. Los garbanzos* se ablandaban con bicarbonato aunque a veces estaban duros como perdigones. Había también figones de mendigos donde servían tajadas de bacalao y gallinejas. Nada que objetar. En las tabernas se podía disponer de un plato de cocido por unos pocos reales. También estaba la posibilidad de recurrir al rancho sobrante de los cuarteles.
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* Con el paso del tiempo he escrito varias entradas en las que aparecen los garbanzos.

1 comentario:

  1. O la sopa boba en los conventos, como en tiempos de Cervantes.
    Un saludo

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