domingo, 12 de enero de 2014

LOS TOROS Y EL BOXEO



No fue fácil la introducción del boxeo en España. En junio de 1911 se organizaron en Madrid unos combates que, según la revista Gran Vida, produjeron tal rechazo que fueron prohibidos por orden gubernativa. No ocurría lo mismo con la lucha grecorromana que contaba con muchos aficionados, como se demostró en las competiciones celebradas en la Ciudad Lineal, en julio de dicho año. 6.000 pesetas, nada menos, obtendría el campeón. Se decía que este deporte apasionaba a los españoles tanto como los toros, lo que era sin duda exagerado. No era casual la comparación pues la inicial hostilidad hacia el boxeo tenía cierta relación con la tauromaquia. Los apologistas de la fiesta nacional, desde inicios del siglo XIX, comparaban la crueldad del pugilismo, practicado en Inglaterra, con la atribuida a la lidia. Por supuesto, a su juicio, el boxeo era un impresentable ejercicio. Respecto al rechazo que inspiraba, en la citada publicación -1 de junio de 1915- se daba cuenta del escaso público asistente a unos combates celebrados en esos días, "prueba evidente de que el boxeo cuenta en Madrid con pocos partidarios, cosa natural, pues es de justicia reconocer que si el boxeo como conocimiento personal todos debíamos aprenderlo y ejercitarlo, por ser de mucha utilidad, como espectáculo es de los más salvajes e incultos que se conocen". Y seguía argumentando el autor de la noticia: "Yo no comprendo cómo hay quien se entusiasme viendo pegarse y martirizarse a dos hombres que, aunque por el hecho de medirse por kilos, no parecen seres muy racionales, siempre resultará un espectáculo bárbaro; y es inhumano aplaudir a un hombre por haber dado un fuerte golpe a un semejante suyo o haber logrado nock out". A pesar de todo, el boxeo ganará adeptos en la España de inicios del siglo XX y entre aristócratas jóvenes, anglófilos y deportistas.

En la fotografía, a la izuierda, James John Corbett conocido como Gentleman Jim (1866-1933) 

8 comentarios:

  1. Es curioso pero en los pueblos del norte. En Cantabria, norte de León y Palencia, todavía la lucha que más gusta y que se sigue practicando, - ya en peligro de desaparición por el agotamiento del mundo rural - es una especie de lucha grecorromana que se denomina Aluche.

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  2. Los toros, el boxeo y el fútbol eran las aficiones preferidas del caudillo (junto con los rezos y la caza, claro) y es por ello por lo que tuvieron tanto predicamento durante el franquismo.
    Un saludo

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  3. Lo desconocía, don Manuel. Pero, al parecer no le faltan precedentes a esta afición.Le agradezco mucho el dato y su valioso comentario.

    Mis saludos.

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  4. En cuestión taurina, Franco tenía especial simpatía hacia Luis Miguel Dominguín, del que naturalmente sabía que tenía amistad con Picasso y, además, un hermano comunista. También, parece ser, era relativamente partidario de Antonio Ordóñez, sin excesos claro. Con todo, los toros han sido una pasión compartida en España por izquierdas y derechas, a favor y en contra. Respecto al boxeo,no puedo decirle. Es evidente que la raíz anglosajona de este deporte no casaba mucho con las predilecciones de Franco, pero es obvio que Pedro Carrasco, Legrá y Urtain, fueron figuras muy populares durante aquellos años. Paulino Uzcudun, además, combatió en el bando nacional en la guerra. De la caza, ya se sabe. Por otra parte, aunque católico siempre lo fue, no era Franco tan beato como a veces se dice.

    En fin, todo esto da para hablar mucho, doña Carmen.

    Saludos cordiales y muchas gracias.

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  5. En fin, a mi el boxeo no me gusta, aunque reconozco que la foto que ha colgado tiene su aquel.

    Saludos

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  6. Los toros tienen una gran tradición, no en vano es la Fiesta Nacional, que sigue viva. Cosa distinta es el boxeo, considerado hoy antes por su violencia que por su carácter deportivo y por lo tanto desnostado, no estoy seguro si con razón.
    Un saludo.

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  7. Comparto su criterio respecto a la foto de Gentleman Jim. Un gran nombre, además.

    Muchas gracias, doña Amaltea.

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  8. Los toros tienen, a mi entender, más grandeza y más sentido estético que el boxeo. Sin embargo éste es mucho más que un simple intercambio de golpes y no carece, por supuesto, de una fuerte carga épica.

    Muchas gracias por sus palabras, señor DLT.

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