CUNQUEIRO, PRINCE TOP Y LAS PATAS DE PALO
Hace unos años escribí unas notas sobre patas de palo y pude dar cuenta del recuerdo de Chateaubriand sobre la emocionada impresión, vivida por el zar Nicolás I, cuando escuchó a modo de redoble, en el interior de Los Inválidos, el golpeteo de las patas de palo de los veteranos napoleónicos. Pocas prótesis más marciales que el parche en el ojo perdido y la pata de palo. Han sido de la predilección de generales, almirantes, soldados rasos, toreros, aventureros y piratas de todos los tiempos. Vuelvo a este asunto tras releer un artículo de Álvaro Cunqueiro precisamente dedicado a las patas de palo. Menciona nuestro autor a un vecino suyo llamado Pardo de Viabre que trabajó en París en un sanatorio para perros. Al retornar a Galicia lo hizo con uno al que, para fortuna de los dos, libró de ser sacrificado. Se llamaba Prince Top. El perro, como consecuencia de un accidente, tenía un ojo de cristal que, para su correcta conservación, se ponía cada noche en un recipiente con manzanil...