jueves, 13 de septiembre de 2012
LA VIDA HEROICA
Patrick Leigh Fermor, en su obra El tiempo de los regalos, describe las cruces de los caminos de Alemania. Esta referencia me hacer recordar un pasaje del Comentario de la Guerra de Alemania de don Luis de Ávila y Zúñiga donde se narra el siguiente suceso: "El Emperador, con mayor trote que podía sufrir gente de armas, seguía el camino que los enemigos llevaban, en el cual halló un crucifijo puesto, como suelen poner en los caminos, con un arcabuzazo en medio de los pechos. Esta fue una vista para el Emperador tan aborrecible, que no pudo disimular la ira que de una cosa tan fea se debía recibir y mirando al cielo dijo: <<Señor, si vos queréis, poderoso sois para vengar vuestras injurias>>". Sigue así: "y dichas estas palabras prosiguió su camino por aquella campaña tan ancha y tan rasa: y porque el polvo de nuestra vanguardia era muy grande, y el aire le traía a darnos en los ojos".
Campaña ancha y rasa, el polvo levantado por la caballería. O el recuerdo de un viejo soldado de Carlos V que se adelantó cuatro siglos a la épica de John Ford
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Un motivo muy recurrente, ante la indignidad, la injusticia, el escarnio y hasta el mal gusto, apelar con rabia al de arriba para que arregle lo de abajo.
ResponderEliminarUn saludo.
A mí en cambio no me parece nada recurrente ese 'motivo': creo que es la primera vez que leo algo así.
ResponderEliminarLa imagen es grandiosa y don Luis de Ávila y Zúñiga escribe extraordinariamente bien.
Vas a tener materia que sacar del libro de Patrick L Fermor. Habla de la moda española bastante, creo recordar.
ResponderEliminarCoincido con Cayetano en la costumbre de invocar a Dios para resolver los problemas terrenales.
ResponderEliminarUn saludo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCarlos V reacciona y actúa como corresponde a un creyente.Si no se es de esta condición no tiene sentido recurrir a Dios. Y esto, naturalmente, es igual ahora que en el siglo XVI,y es tan propio de un emperador o de la persona más humilde. En eso todos somos iguales.
ResponderEliminarSaludos don Cayetano.
Tiene usted toda la razón. Don Luis de Ávila y Zúñiga contaba, además, con un estilo muy elegante y de gran sencillez. La actitud de Carlos V es, como decía en el comentario anterior, la propia de un creyente de cualquier tiempo y en particular la de un católico que une la fe en el poder de Dios con la necesidad de la acción, de las buenas obras.
ResponderEliminarEl final, además, me recuerda mucho a aquello de "polvo, sudor y hierro" del poema "Castilla" de Manuel Machado. Quizás algún experto pueda indicarnos algo al respecto.
Saludos don Ángel.
Patrick Leigh Fermor era un hombre excepcional. Y le debo horas felicísimas a la lectura de sus obras. En "El tiempo de los regalos", con relación a su comentario, reflexiona con gran lucidez de la influencia de la etiqueta española en la Corte de los Habsburgo alemanes. Mucho se puede reflexionar al respecto.
ResponderEliminarMuchas gracias por su escrito señor Balaverde y reciba usted mis saludos.
Natural es recurrir a Dios para salir de aprietos, buscar el conocimiento, resolver dilemas y pedir protección ante el incierto y, a veces, turbio espectáculo que es la vida. Siempre que, claro está, se tenga fe.
ResponderEliminarMis saludos señor de Valverde.
No hay palabras para el "...poderoso sois para vengar vuestras injurias", absoluto.
ResponderEliminarUn saludo.
Así es don Eduardo. Todo sobra después de tales palabras.
ResponderEliminarMis saludos.
A mí también me ha recordado a Manuel Machado. Y el episodio es muy sensorial: se siente el aire, el polvo sobre los ojos... No es tampoco extraño que nos lleve a buscar referencias cinematográficas.
ResponderEliminarSaludos de su lectora.
A veces me he preguntado si don Manuel conocía el testimonio de Ávila y Zúñiga. La épica es, en esencia, siempre igual desde Homero.
ResponderEliminarSaludos doña Olga y muchas gracias de su lector.