El año pasado publicamos en Retablo de la Vida Antigua unas líneas sobre los villancicos compuestos por don Juan Manuel de la Puente para los seises de la Catedral de Jaén en 1750. Se cantaron en los maitines del día de Navidad de dicho año. Eran tiempos calamitosos pero no faltó, en esa mañana navideña, el sentido del humor, a pesar del mal gobierno de las tripas y de las parcas cenas de la víspera. Como recordarán mis minoritarios y selectos lectores, los cantores soñaban con panecillos y hogazas, al tiempo que hacían una abierta declaración, sin melindre alguno, del hambre que tenían. Dentro de la más festiva tradición católica, alternaron en los maitines lo sacro y lo temporal, lo espiritual y lo mundano, la tradición piadosa y la preocupación por los males del Reino.También, y es lo que vamos a tratar en esta ocasión, se lamentaban los seises de la mala calidad del cereal que, en situaciones de extrema necesidad, se mandaba traer de Sicilia, del norte de Europa y de Berbería. El grano procedente del norte era -en muchas ocasiones- centeno al que no estaban acostumbrados la mayoría de los españoles. Con la mezcla de centeno y trigo se elaboraba una harina llamada tranquillón, citada por Campomanes en su Respuesta fiscal sobre abolir la tasa y establecer el comercio de granos (1764). El trigo norteafricano recibía el nombre de chumbo. En la helada mañana de Navidad de 1750 se cantó en la Catedral:
Echenme los instrumentos
vivicos, vamos allá:
que la tonada del chumbo
esta Noche he de cantar.
Vamos allá, vamos allá.
Es un saynetico nuevo,
que ha venido por el Mar,
unos dicen que de Argel;
otros, que de Tetuán.
Mas lo cierto es, que en Málaga
se llegó a desembarcar:
Y aunque dicen los Peritos,
que es malo para sembrar,
adelantan los Camuessos,
que si se sabe amasar,
es bueno para comer,
mas yo no lo he de tragar.
Y no se extrañe, Señores,
que repita tanto el Pan:
que la especie que mas late
no se puede desechar:
y solo un Difunto puede
olvidarse de mascar.
El rechazo que provocaba este cereal, de mala calidad y deteriorado por la humedad, queda de manifiesto a lo largo del villancico, que tenía como estribillo: ¿Chumbo yo?, ¿chumbo? Tá. Según los cantores sólo los camuessos -los necios y demás gente sin conocimiento- podían considerar aceptable el pan amasado con tales ingredientes. También se hace mención, en los cantos, a otros años- terribles y de hambres atroces- como los de 1734 y 1737. Podrían, además, haber citado los de 1699, 1707, 1709 y 1723 pero quedaban ya un poco lejos y tampoco era cuestión de castigar a los fieles con tan prolija relación de días funestos. Vale la pena reproducir parte del texto:
Aunque el Trigo Chumbo
viene por el Mar,
no lo he de comer,
no lo he de probar:
que como en el lastre
tomó la humedad,
no huele bien,
y sabe muy mal.
Chumbo yo?, chumbo? Tá
[...]
Año de Cincuenta
ni vuelvas acá
porque has sido un SANTO*
que no es de olvidar:
El que presto viene
te pienso rezar
y tus Indulgencias
dobladas ganar.
Chumbo yo?, chumbo? Tá
[...]
El de Treinta y cuatro
fue un año fatal,
y el de Treinta y Siete
muchísimo más:
Más el de Cincuenta
no tiene ejemplar:
(El porqué no digo,
mejor es callar.
Chumbo yo?, chumbo? Tá
A los Labradores
no les quedó ya,
ni Grano, ni Paja,
ni Res, ni Almiar:
y muy pocos Bueyes
que puedan arar:
aunque de BORRICOS*,
hay gran cantidad.
Chumbo yo?, chumbo? Tá
* En mayúscula en el original.
Letras de los villancicos, que se han de cantar en esta Santa Iglesia Cathedral de Jaen, en los Solemnes Maytines del Nacimiento de nuestro Redemptor Jesu Christo: en este año de 1750. Compuestas (assi poesia como musica) por Don Juan Manuel de la Puente, Racionero, y Maestro de Capilla de dicha Santa Iglesia. En Jaen por Lucas Fernandez.
FELICES PASCUAS PARA TODOS LOS LECTORES DE RETABLO DE LA VIDA ANTIGUA
FELICES PASCUAS PARA TODOS LOS LECTORES DE RETABLO DE LA VIDA ANTIGUA
Tristes villancicos, pero realmente compuestos con muy buen humor.
ResponderEliminar¡Felices Fiestas!
La letrilla tiene gracia y seguro que lucía muy bien cantada.
ResponderEliminarTenga usted una muy feliz Navidad
Dejarte mis deseos de felicidad en esos días tan especiales.
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD| y que se pueda disfrutar de bellos villancicos como los que nos has dejado.
Un abrazo.
El señor de la Puente debía de ser la bomba, como para no perderse los maitines ni loco, pero no acabo de entender esa aversión al centeno.
ResponderEliminarYa ve usted, en Alemania todos felices con su Pumpernickel. Como sabemos por Heidi, que es una fuente muy seria, el pan blanco, el que Heidi se guardaba en el bolsillo del delantal para la abuelita desdentada, sólo lo tomaban los pudientes de Frankfurt. Y el resto, con su centeno, iba tirando tan contento.
Y por cierto, el Pumpernickel, usted lo conocerá, está de muerte con queso fresco, y no le digo con mantequilla y salmón. Ayer mismo compré un paquetito para estas fiestas.
Feliz Navidad, señor del Retablo, siempre es un placer leerle.
Ya que no hay pan decente, al menos que les dejen cantar, que eso entretiene y distrae mucho del crujir de tripas.
ResponderEliminarFelices fiestas igualmente.
No se pensaba entonces en pavos, ni mazapanes, ni en otra comida que en el ansiado pan, nutritivo y esencial para la subsitencia.
ResponderEliminarFelices Fiestas te deseo con todo el corazón.
Un abrazo
El panorama no era muy alegre, es verdad, pero no les faltaba el ánimo a pesar de las deslavazadas tripas de los cantores.
ResponderEliminarFelices Navidades, señor de Dissortat, y que las mañanas de estos días no desmerezcan a las de los bosques de Bretaña.
Muchas gracias, doña Amaltea, espero que pase usted unos días de lo más grato.
ResponderEliminarFelices Navidades.
Igual espero, doña Mari-Pi R, y confío en que no os veamos en los apuros del invierno de 1750.
ResponderEliminarFelices Navidades.
No nos veamos, quería decir,
ResponderEliminarDon Juan Manuel, doña CB, fue músico de mucho mérito, de verdad. Y, a la vista está, que no le faltaron ni ánimos ni sentido del humor. No deja de ser sorprendente la actitud con la que encajaban las penurias en aquel siglo XVIII, tan cercano y tan lejano al tiempo.
ResponderEliminarLo del pan del centeno no era para tanto pero así se lo tomaban, cuando aparecía por los mercados la gente se descomponía pues lo asociaba a un panorama muy sombrío. Puedo decirle que tengo familiares alemanes, muy cercanos y queridos, que compartirían con entusiasmo, y plenamente, su criterio sobre el Pumpernickel y demás vituallas germánicas.
Lo de Heidi es verdad, guardaba unos bollos blancos, como oro en paño para una señora anciana que vivía en las montañas. Los españoles del siglo XVII y XVIII habrían aplaudido,sin dudarlo y con general aprobación,su gesto.
Tenga usted unas Felices Navidades y quede con Dios.
Es una buena reflexión, don Cayetano. La alegría, por resignada que fuese, era necesaria para salir de tales tragos.
ResponderEliminarQue tenga usted una feliz Navidad.
Esos manjares y golosinas quedaban para el mundo de los palacios y los sueños. Pan, aceite, vino nuevo y alguna tajada de carnero eran más que suficientes. Y, de vez en cuando, un cuartillo de aguardiente.
ResponderEliminarY que tenga usted también unas felices Pascuas, reciba usted otro abrazo.
(sigue...) y que no le falten a usted, doña Carmen, horas gratas de lectura y legajos.
ResponderEliminarUn lúdico e instructivo placer es siempre pasar por aquí, aunque a veces, sospechando no estar a su altura (nunca lo estoy), no deje constancia de mi paso.
ResponderEliminarLe deseo que pase, como usted tenga a bien y en la mejor de las compañías, una muy felices Pascuas.
Una entrada muy interesante y unas letras con casi sorna.
ResponderEliminarBesos y Feliz Navidad
Igualmente, doña Carmen, y permítame decirle que soy yo el debo, a sus escritos y recomendaciones literarias, muchas horas de felices lecturas.
ResponderEliminarFelices Pascuas.
Soy yo el que debo, quería decir.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mientras leo, bienvenido a esta tertulia de antigüedades y feliz Navidad.
ResponderEliminarLlego pasada la Navidad, pero aún en navidades, para disfrutar de aquellas rimas con tan gran sentido del humor, sobre unas hambrunas casi crónicas.
ResponderEliminarSi debía ser malo el pan de chumbo, que hasta para el hambre había pan duro.
Un abrazo y felices fiestas amigo mío.
Así aguantaban como podían en aquellas largas jornadas sin pan. Mal cenados pero con ánimo.
ResponderEliminarFelices Navidades también para usted, amigo.
Un cordial saludo.