martes, 31 de julio de 2018

OFICIOS PERDIDOS

Sobre oficios y paisajes sonoros perdidos. En 1791, año de muchas convulsiones en Francia, los caballeros veinticuatro de Jaén recibieron el ofrecimiento de un vecino de Alcalá la Real, y natural de Alfacar, en el Reino de Granada, para ejercer de clarinero o tamborilero en solemnidades y ceremonias. Contar con este adorno era algo que siempre quedaba bien. En poblaciones más modestas bastaba con una trompetilla de pregonero pero Jaén, cabeza de reino, obispado y con voto en Cortes, tenía que aspirar a otra cosa de más empaque. No sabemos si fue recibido por el Cabildo para desmostrar su arte a los regidores giennenses. Los imaginamos sentados en sus bancos, pelucas en sus graves cabezas, espadín al cinto juzgando imparciales los redobles y clarinazos.

1 comentario:

  1. Cuando la imaginación es hermosa es bendita: " Los imaginamos sentados en sus bancos, pelucas en sus graves cabezas, espadín al cinto juzgando imparciales los redobles y clarinazos.". Maravillosa imaginación y pésima realidad. Sí volverán los oficios perdidos de nuevo, los artesanos...no hay que dudarlo tan siquiera. ¿ Acaso ha servido tantos profesionales profesionalizados?, visto lo visto. Saludos Cordiales.

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