Los imaginan aislados en lóbregas torres, iletrados y medio civilizados, comidos de pulgas y sin más horizonte que el del cerro de al lado. Pero no era así. La Iglesia y los gremios de canteros levantaban catedrales, las reliquias trazaban caminos en cielo y tierra y las casas reales del medievo, de una a otra punta de Europa, guerreaban, matrimoniaban y urdían complicadas estrategias. Veamos, como ejemplo, la asombrosa parentela de Alfonso VIII de Castilla, el de las Navas, aquel rey que murió en una aldea de Ávila llamada Gutierre Muñoz en 1214. Casó con Leonor Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra y de Leonor de Aquitania; por este matrimonio, fue cuñado de Ricardo Corazón de León y de Juan Sin Tierra, Era Don Alfonso, además, abuelo, de San Fernando, rey de Castilla y de San Luis, rey de Francia. Las hijas de Alfonso VIII fueron reinas de Portugal, Francia y Aragón y por los dos matrimonios de una de ellas, Doña Berenguela, fue consuegro del Emperador de Alemania y suegro de Alfonso IX de León. El de las Navas, cuyas lejanías puedo vislumbrar desde donde escribo estas notas, fue también duque de Gascuña y de Aquitania. No considero a Alfonso VIII un hombre cosmopolita. Era mucho más que eso.
Agradecida Estimado Señor Aponte por estos maravillosos apuntes históricos que nos llena de gozo el corazón. La Historia, lo más importante de ella es que tiene su propio Corazón, el Corazón de la Historia, y éste respira...tiene sus preguntas y respuestas en el tiempo. Saludos Cordiales.
ResponderEliminarEl pobre don Alfonso murió dos años después de obtener el triunfo de las Navas de Tolosa. Poco le duró la dicha. Su familia política era de altos vuelos, aunque no sé si hubiera podido nadar en las procelosas aguas de las discusiones entre Leonor de Plantagenet y Enrique II de Inglaterra y después en las luchas por el poder entre Ricardo y Juan Sin Tierra.
ResponderEliminarSaludos
Feliz Navidad Señor Aponte y para todos los demás participantes. Saludos.
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