domingo, 15 de julio de 2018

PLAGAS, DEVOCIONES Y EXVOTOS


Entre 1670 y 1673 hubo grandes plagas de langosta en España. Si bien, el santo protector especializado contra este flagelo era san Gregorio Ostiense, cada ciudad, villa y pueblo recurría a la advocación que consideraba más eficiente en caso de apuro. Citaré el caso del Santuario de Nuestra Señora de Alconada, en Tierra de Ampudia, en el corazón de Castilla. En esos pagos, durante los años mencionados, la langosta se presentó “cubriendo innumerables exercitos della los campos, dexandolos secos y agostados”. A pesar de todo, el entorno cercano a dicho santuario quedó libre de males. Para los naturales de allí, este hecho se debió a la intercesión de la Virgen de Alconada. En el libro del jesuita Juan de Villafañe, editado en 1740, del que tomo esta noticia, se describen los exvotos existentes en el templo en el que se venera esta advocación mariana, como prueba de la devoción que suscitaba, así cita: “la multitud de cuerpos, piernas, brazos, cabezas, ojos, pechos de plata, y cera, lamparas, alhajas, vestidos, retratos, y otros adornos que ya penden de sus sagradas paredes, ya se guardan y sirven assí para vestir, y adornar la Santa Ymagen como para el ministerio de los Altares”.


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