sábado, 13 de mayo de 2017

PARA VESTIR COMO UN CABALLERO (1761)


En enero de 1761, contrajeron matrimonio en la parroquia del Sagrario de Jaén don Diego Eleuterio Sanz y Atocha y doña Francisca Quiteria Fernández de Velasco y Carrillo de Monroy. Doña Francisca Quiteria nació hacia 1731. Casarse a los treinta años hace dos siglos y medio no era tomarse las cosas con demasiada prisa, de hecho, doña Francisca Quiteria tuvo tiempo para todo y fue afortunada, al menos en lo que a su larga vida respecta, pues conoció la mayor parte del siglo XVIII y las dos primeras décadas del XIX. Vivió bajo los reinados de Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y Fernando VII y fue testigo, ya octogenaria, de la invasión de Napoleón y hasta del pronunciamiento de Riego pues todavía vivía y tenía mando en plaza en 1823. Hay que decir, además, que fue señora muy linajuda -bien lo sabemos gracias a los estudios de don Enrique Toral y Peñaranda- pues era  descendiente de Antona García de Monroy, que levantó Toro a favor de la Reina Católica, del obispo don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce, de honrada memoria, y de los señores de Sancho Íñiguez. Estaba también emparentada con caballeros veinticuatro y clérigos de renombre. Del pobre don Diego, y digo pobre porque parece haber quedado en el olvido, poco podemos decir, salvo que era hijo de don Luis Vicente Sanz y de doña María Feliciana de la Yedra y Palomares. No tenemos noticia de la fecha de su muerte y ni de otros detalles de su ascendencia. Sí conocemos, gracias a la correspondiente escritura notarial que fundamenta estas notas, su firma y su vestuario. No era muy abundante pero, la verdad, parece escogido y elegante. Es el que sigue:

Un vestido cumplido con casaca, chupa y un par de calzones: 304 reales y medio.
Una capa de paño de Albaicín: 90 reales.
Un vestido "de medio carro" con casaca, dos chupas y dos pares de calzones, la casaca forrada de seda: 316 reales.
Un par de calzones de ante "más que mediados" con botonadura de plata y charreteras: 60 reales.
Una capa de medio pelo "color café oscuro": 99 reales.
Unos botines y una montera de paño fino: 12 reales.
Dos gorros de seda: 20 reales.
Una casaquilla corta de paño fino: 48 reales y medio.
Dos sombreros, uno a tres picos y otro chambergo: 50 reales.
Un peluquín: 22 reales.
Dos pares de medias, dos de seda y otras de estambre, sin estrenar: 86 reales.
Un par de zapatos sin estrenar: 15 reales.
Seis mudas de ropa -camisas y jubones- de tiradizo y medianillo y seis pares de calcetas, todo sin estrenar: 363 reales.
Cinco camisillas, dos de estopilla y otra de Bretaña, sin estrenar, y otras dos mediadas, también de Bretaña: 208 reales.
Un "beriqui": ocho reales.
Una espada ancha: 50 reales.
Un espadín con su puño de plata de ley: 165 reales.
Un juego de hebillas de zapatos y charreteras: 50 reales.
Unas corchetas de corbatín: 16 reales.
Una botonadura de piedras: 16 reales.

Para completar el capital se añadían 1.300 reales de vellón en metálico, sumando todo 3.300 reales. La estimación del valor de los bienes anteriores estuvo a cargo del maestro sastre Sebastián Salinas. Dejo a los especialistas y a los estudiosos de la historia del vestido las consideraciones que correspondan pero no es aventurado pensar que estamos ante el fondo de armario de un caballero de discreta posición. Para acabar, dos reflexiones más: el chambergo, la espada ancha y quizás la montera son concesiones al casticismo; el sombrero de tres picos, el peluquín y el espadín simbolizan los tiempos ilustrados. Nunca sabremos qué le tiraba más a don Diego Eleuterio Sanz, si lo uno o lo otro.



7 comentarios:

  1. Lo mío no es el siglo XVIII, pero el caballero usaba telas de máxima calidad como el carro, que era lana muy fina que se tejía en Flandes, o la estopilla, que era la parte más fina y delgada del lino. Aunque para sus prendas interiores usa el tiradizo y el medianillo que son de lino de menor calidad, pero a fin de cuentas lino.
    Me lo puedo imaginar con su peluquín, y con la barbillas bien alta.
    Gracias por la mención, don Ángel.

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  2. El capital del caballero no parece opulento pero parece decoroso. Me asombra lo que usted sabe.
    Mil gracias, doña Consuelo.

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  3. La Caballerosidad es una virtud si los bienes interiores coinciden con los bienes exteriores, Señores en la actualidad habrá muchos tanto como Señoras pero Damas y Caballeros muy poquitos. Ya decían nuestras abuelas...con respecto sobre todo a las jovencitas aplicable también a los jóvenes y personas más mayores, ellas ( las abuelas tan expertas y sabias desde luego eran las mejores profesionales sin tener estudios) solían decir: " de nada sirve el vestido lujoso que pueda llevar una señora o jovencita si no es en sí misma elegante, porque la elegancia no se compra, se tiene o no independientemente de los lujos exteriores ya fueran tacones, pendientes, vestidos o lo que fuera, porque ya pueda llevar alguien un vestidillo de lo más humilde que puede resplandecer a los demás como el propio sol, otras personas no resplandecen por más lujos que lleven). Saludos Cordiales a todos.

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  4. A veces las personas tendemos al ridículo ya se sabe o se ha dejado de saber que quien no es guapo pues sencillamente no lo es, no pasa nada, pero hacer creer que alguien que no lo es...es, absurdo total, tanto como la persona que no le sale una sonrisa natural y siempre está sonriendo por cumplir de forma forzada, esa sonrisa no es natural y se nota.

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    1. Comparto lo que que usted escribe. Por mi parte, podría añadir que la caballerosidad y la gentileza son virtudes y por tanto tienen que ser interiores y sujetas a un sólido código de valores. Esto, sin embargo, no las hace incompatibles con el cuidado hacia las formas que son, por una parte, homenaje y deferencia hacia nuestros semejantes y, por otra, fruto de muchas generaciones de civilización y buena crianza.

      Mil gracias por sus escritos.

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    2. Estoy de acuerdo con Usted Señor Aponte en lo que dice, pero creo que Oscar Wilde diría que el ropaje exterior aunque incluso fuera empobrecido puede llevar un corazón extraordinario y de gran virtuosismo . Gracias a Usted por tan admirable blog. Saludos Cordiales.

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