lunes, 1 de agosto de 2016

DÍAS DE AGOSTO CON GABRIEL Y GALÁN



Bien está, ahora en pleno estío, volver a Gabriel y Galán y leer su poema "Mañanas y tardes"*. Lo escribió en Frades, en agosto de 1899. Menciona el poeta muchos pájaros -chillones, colorines, tórtolas, alondras, golondrinas, pardales y gorriones, perdices y perdigones- ahogados en sus vuelos y caminatas, presurosos en su búsqueda de las encinas, y su sombra de frescura palaciega, o al menos de "la tibia sombra de la retama". "Largas tardes de agosto!...tardes de calma!.../en vuestras largas horas se duerme el alma!...". El calor es tan intenso que "ni canta la culebra, ni rana alguna / asoma la cabeza por la laguna", sólo las lagartijas se aventuran en sus afanes. Las noches son un clamor de grillos. Escribió Gabriel y Galán un poema de trigales, zarzas, espinos y tomillares, de acacias y parrales, de cerezos y perales, de las yerbas, de la yedra y del junco del pantano. "Mañanas y tardes" es agosto. Un agosto alejado del mar, de silencios infinitos, de rastrojeras que crujen a nuestro paso, de perros dormitando junto a los carros, de ovejas abochornadas en las cañadas, de zumbidos e interminables secanos.
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*Blanco Cabeza, Casto, Cartas y poesías inéditas de Gabriel y Galán, Madrid, 1916.

4 comentarios:

  1. Gran poeta, huido del mundanal ruido en su retiro extremeño, y conocedor de nuestro Béjar por vivir muy cerquita de aquí.
    Un saludo

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    1. Ya imaginaba yo que Gabriel y Galán le recordaría a su tierra.
      Muchas gracias, doña Carmen.

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  2. ¡Que hermoso artículo, delicadeza serena, así es la presencia de Dios alejados del mundanal ruido y acompañados del silencio más bello el de la propia naturaleza!, es armonioso contar nuestros pensamientos a las flores, plantas y parillos...son buenos confidentes. Saludos Cordiales. Teresa.

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  3. Tal es el sentido de la naturaleza en Gabriel y Galán. Tenía una sensibilidad hacia las cosas de campo que se podría definir como religiosa y profundamente respetuosa.
    Agradezco mucho sus elegantes y generosas palabras.
    Saludos, doña Teresa.

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